Letras

Los lectores prefieren la mala ciencia ficción anglosajona

  • El editor y catedrático de la Universidad Politécnica de Cataluña Miquel Barceló afirma que los españoles prefieren "cualquier novela mala de un autor anglosajón a una excepcional de un escritor español".

Miquel Barceló, miembro de la Sociedad Estadounidense de Escritores de Ficción y Fantasía y editor desde 1988 de la colección ‘Nova’ de Ediciones B, explica que libros del género de la ciencia ficción de autores españoles como ‘La locura de Dios’, de Juan Miguel Aguilera, premiado y reconocido en Francia, en España "se vendió normalillo".

Ahora, el autor valenciano publica antes en Francia que en España, precisa Barceló, quien atribuye esta situación a que "hay un grupo reducido de aficionados españoles a la ciencia ficción, un núcleo muy cerrado que ahora se entretiene más viendo series de televisión".

En España hay "buenos autores" de ciencia ficción que encuentran una gran dificultad para publicar, comenta Barceló, quien indica que tiene previsto publicar ‘El día del dragón’, del "gran decano" del género en este país, Domingo Santos, y en el que parte de la hipótesis de que los chinos "toman" la civilización del planeta.

"Sé que este libro venderá la mitad de ejemplares que los grandes autores anglosajones establecidos, como Orson Scott o Tommy Elias, cuando es tan bueno o más que ellos", lamenta Barceló, que también es autor y ha escrito, entre otras, la novela ‘Testimoni de Narom’ junto al físico canario Pedro Jorge Romero.

Miquel Barceló, catedrático de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad Politécnica de Cataluña, opina también que la ciencia ficción "se está metiendo en la vida real y los jóvenes no la distinguen como género, porque la ven en el cine o la televisión".

También en España hay "alguna" escritora de ciencia ficción, como Elia Barceló, aunque son más numerosas las anglosajonas, y su aportación radica en que intentan imaginar otros mundos y sociedades en los que la relación de poder entre los géneros es distinta.

Un libro clásico en este ámbito es ‘La mano izquierda de la oscuridad’, en el que Úrsula K. Leguin narró en 1969 cómo los habitantes de un planeta cambian de sexo cada 4 o 5 años.

Barceló, que es ingeniero aeronáutico, señala que la etiqueta "ciencia ficción" hace que críticos y académicos no lean estas obras pese a que ha habido "un revulsivo" con autores de gran calidad literaria, como Dan Simmons, que ha reconstruido en clave de ciencia ficción los ‘Cuentos de Canterbury’ y la guerra de Troya.

Opina además que en España los científicos no saben difundir sus conocimientos porque "hay una barrera extraña, según la cual el que hace divulgación es que no sabe hacer ciencia" y esta labor les parece "un grado menos, como ciencia ficción".

Por el contrario, puntualiza, se trata de tener la habilidad para simplificar las tesis científicas y hacerlas llegar al gran público y los buenos divulgadores como Isaac Asimov o Carl Sagan "sabían hacer ciencia y también transmitirla a personas que no conocen el lenguaje matemático".

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