Javier Sierra estuvo ayer en Almería. Era la ciudad número 46 que visitaba para presentar su última novela El Ángel perdido del que se han vendido ya más de 240.000 ejemplares. La Fundación Cajamar invito a este genial escritor y persona cercana y excelente para hablar de este libro, donde la aventura y el misterio se dan la mano.

- Dígame la verdad. ¿Dónde radica el éxito de sus libros?

- Creo que el éxito radica en dos pilares básicos que es compromiso del autor y emoción. Si tu no te comprometes con lo que haces y no logras transmitir la emoción de ese compromiso no tienes nada que hacer. La formula es muy simple pero hay que ponerla en marcha.

- Si su anterior novela La cena secreta era buena, esta última aseguran que es mejor.

- La escritura es de las pocas profesiones que te permite de un libro a otro mejorar. Es casi parte de la ADN de este oficio, a medida que lo practicas lo haces mejor. Por lo tanto, una novela que ha tardado siete años en fraguarse forzosamente tiene que ser mejor. Mi impresión es que El Ángel perdido es una novela que va a llegar a un público más amplio que La Cena Secreta.

- Ha estado siete años para escribir esta novela. Ese tiempo se lo marca la propia novela o ha sido usted el que lo ha decidido así.

- El tiempo lo ha marcado la propia novela, porque nunca le pongo límites a cada proyecto. Entiendo que cuando el proyecto está maduro es el momento de darlo a conocer. Mi objetivo es convertirme en autor de unos pocos buenos libros, más que de una enorme obra salpicada de irregularidades.

- Usted es bastante rápido y viajero porque ha visitado muchos lugares del mundo que aparecen en la trama de El Ángel perdido.

- Si quieres distinguirte de lo que hacen la mayoría de escritores tienes que hacer algo que sea tuyo. En mi caso esa voz propia radica en la experiencia personal, ya que yo no escribo de un escenario si antes no lo conozco. Podría conocerlo por internet pero no trasmites esa emoción. Si no lo vives con emoción es difícil que lo transmitan con emoción. Mi patrimonio son mis viajes y la gente que conozco.

- En todas sus obras hay misterio. ¿Cómo se plantea escribir El Ángel perdido?

- Esta novela trata de explicar porque hoy todo el mundo mira a lo material y ha dejado a un lado todo lo trascendente. La novela encierra un análisis sobre lo que somos, y realmente somos una cultura con muy cortas miras. Solamente nos preocupa lo material, llegar a fin de mes, solucionar la crisis inmediatamente y no nos planteamos un proyecto de largo recorrido. No nos preocupa la educación, no nos preocupa la muerte, que ha sido un tema esencial. Nuestra cultura moderna ha dado la espalda a la muerte.

- Lo cual indica que se han ido perdiendo muchos valores en la sociedad actual.

- Sí, muchos. Que se hayan perdido no quiere decir que no estén. Estoy convencido que es tanta la insatisfacción que está produciendo este mundo material que nos hemos creado que el vuelco hacia las grandes preguntas, hacia los temas de fondo están a la vuelta de la esquina. El mundo va a cambiar.

- ¿Cual ha sido el país que más le ha sorprendido?

- Sigo sorprendiéndome mucho con Turquía porque es la gran desconocida. La mitad de los escenarios de las ciudades bíblicas que leemos en los Testamentos son turcas no son israelíes. Es un país que cada vez que visito me maravillo. Lo que menos me gusta de Turquía es Estambul porque se ha convertido en un parque temática. Una ciudad donde hay un Zara deja de interesarme.

- Y España no le parece también bastante desconocida para muchos españoles

- Yo escribí un libro que se titula La España extraña, donde hablo de los misterios que nos rodean. España es muy desconocida, porque el español hasta hace 40 años no viajaba, ni siquiera dentro del país. No viajar provoca la enfermedad del nacionalismo, eso si lo tengo claro.