La escritora Carmen Ravassa empieza a ver cumplido un sueño. Hace poco más de un año publicó el libro El Colorao no es rojo dedicado a los Coloraos. Tras esa publicación, Ravassa continuó su particular lucha para dignificar a esos Coloraos que se encontraban en el cementerio de Almería. Ella ya había localizado el nicho donde se supone que estaban los restos.

Este nicho 52 está en la calle 51, serie 23 y en la fila 4ª. Precisamente, el pasado martes se instaló una placa en dicho nicho donde reza: "Aquí yacen los restos de Los Coloraos. Mártires de la Libertad. Fusilados el 24 de agosto de 1824 por orden de Fernando VII".

Fue un momento muy emocionante. Carmen Ravassa no pudo contener las lágrimas, porque lleva mucho tiempo reivindicando que se dignifique a estos fusilados a principios del siglo XIX y sobre todo que tengan un espacio digno, bien sea en el cementerio o en el propio monumento.

Y es que Ravassa nada más saber donde estaban los cuerpos de Los Coloraos, se dedicó a limpiar el nicho y también lo pintó. El martes se puso una placa para que toda persona que pase por esta calle sepa que allí yacen los restos de 24 hombres que fueron fusilados sin juicio previo.

Ravassa no estuvo sola en este gesto tan humano y digno hacia unas víctimas que dieron su vida en el año 1824. La acompañaron Adriana García García, Sol Ravassa Ravassa, Emilio García Campra, Antonio Sevillano, Moisés Palmero, Jesús Muñoz, Jorge de Segarra y Martín García Valverde.

Precisamente Emilio García Campra tuvo unas palabras en este acto tan sencillo donde dijo que "para los que nos hemos ocupado con cariño y rigor en recopilar la peripecia histórica de Los Coloraos es motivo de inmensa alegría este acto, aunque sea una iniciativa particular consistente en identificar de manera pública el nicho que, según el Registro, contiene los restos de algunos de los que tomaron parte de aquella intentona liberal sobre nuestra ciudad".

"Este acto sencillo e íntimo es el punto de partida para seguir trabajando hasta conseguir que los restos de los que aquí descansan, sean depositados pronto donde proceda y con la dignidad que merecen. Que cese para siempre la circunstancia de ser restos errantes y anónimos, según el color de los tiempos, como se ha venido sufriendo desde hace demasiado tiempo", dijo.

"Hace casi 20 años, ignorante de la existencia de estos restos en nuestro cementerio, nos lamentábamos de su perdida con estas palabras: "Si la cólera de la reacción en funesto día, arrojó a la tierra las cenizas de aquel puñado de valientes a ignorado rincón del solar almeriense, y solo el sol, o la sombra, siempre el olvido, quedan presentes sobre aquella materia: su vano y temerario intento, por arrolladora fuerza del espíritu, impregnó de ilusiones y elevó la condición humana de nuestras gentes", concluyó Campra.

Carmen Ravassa muy emocionada subrayó que "para mi es muy emotivo el haberlos encontrado y haber conseguido que el Ayuntamiento me haya dado permiso para poder lavarle un poco la cara y poner una inscripción con la fecha, porque no había nada. Para mi es un paso muy grande, yo sigo mi lucha hasta conseguir que los restos estén en un sitio digno. Lo ideal sería que estuvieran en el propio monumento, pero si no puede ser allí, que tengan un sitio de reposo digno, donde todos los almerienses le puedan rendir homenaje, y no aquí que esto es denigrante", dijo mientras se le saltaban las lágrimas a esta gran mujer.