Londres, 22 de junio de 2017. Estimado Navarro, la UD Almería, mientras siga en manos de Alfonso García, va a seguir siendo un cortijo en el que el presidente hace y deshace sin atender a razones. Esto lo tenemos asumido. Lo que me cuesta asimilar más es su fijación con ciertas leyendas rojiblancas. Pasó con Soriano, al que no solo le dio el banquillo del primer equipo y plena libertad de planificación, manteniendo y recuperando a sus amigos, anteponiendo intereses personales a los colectivos, como ha venido sucediendo desde que aterrizara en el vestuario, sino que lo mantuvo hasta 27 jornadas. Y ha vuelto a pasar con Corona. El capitán huyó a Australia en septiembre, con el equipo tocado. Volvió el verano siguiente como un héroe, para aportar y ayudar al club, pero no sin antes asegurarse un contrato como director deportivo cuando colgara las botas. Si ambos tuvieran vergüenza habrían asumido otros roles y Lozano estaría hoy al mando. Pero no es el caso, y encima venden que aman los colores…

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios