Media salvación en el bolsillo. O más bien diría que ya se roza la permanencia. No hay nada más que analizar el calendario que resta, con cuatro partidos en casa frente a algún rival que ya casi nada se jugará, y tan solo dos lejos del Mediterráneo, para atreverme a vaticinar lo que parecía imposible hasta hace bien poco. Otro dato irrefutable: siguiendo con la clasificación virtual que expuse en mi anterior misiva, contando desde que por primera vez se cambió de entrenador en la presente campaña, hasta el partido de anoche, los rojiblancos se sitúan en posiciones de promoción de ascenso a dos puntos del líder de esa tabla parcial, el Huesca. Aun con un partido más que los contrarios, el dato es de los que no dejan lugar a la duda. Más allá de los números, priman las sensaciones. Materia había, pero otra cosa es saber extraer el máximo jugo. De hecho, los cambios de Ramis en el trascurso de la segunda mitad fueron acertados. La superioridad mostrada ante el Elche en diversas fases de un partido también decisivo para el rival, mostró a las claras que este equipo necesitaba varios retoques. No se goleó porque Pozo no anduvo muy fino, si no el marcador podía haber sido de escándalo. Al equipo se le ve sobrado, está mejor colocado y más seguro; incluso si en Córdoba no se llega a salir a verlas venir, otro gallo hubiese cantado. Cae un mito, el que ratificaban miles de aficionados acerca de la falta de calidad de la plantilla. Otro mito que se derriba es el de los refuerzos invernales, a los que se les da poca importancia. Pues las llegadas de Borja y Motta, por ejemplo, confirman que un conjunto se puede seguir construyendo a mitad de temporada. Uno de los lunares del encuentro fue la locura en forma de falta innecesaria y violenta de Ximo. Que no se repita. El que desde el inicio de la temporada deslumbra es Joaquín. Vaya jugador. Llegará lejos. Ahora falta refrendar todo lo percibido en estas últimas semanas, y sobre todo, aprender del pasado porque lo sufrido en estas dos últimas campañas no se lo deseo ni al peor de mis enemigos.