La visita del BayerN de Múnich a Madrid ha dado para escribir ríos de tinta. Muchos versan sobre lo que rodea al fútbol, lo cual es una pena habiendo sido espectadores de tamaña batalla, aunque para gozo nuestro ha habido de todo. Sin embargo, lo que más me ha hecho reflexionar en estos días venideros fue algo que ocurrió el día anterior al choque. Pensarán que soy raro, pero conviene en esta vida no pasar por alto detalles que pudieran parecer minuciosos. Cuestionado sobre una hipotética eliminación, que después fue tal, Ancelotti avisó que la palabra fracaso solo existe dentro de nuestras fronteras. Consciente de lo que podía venir, el técnico anduvo listo y de paso dejó al aire una de nuestras vergüenzas.

No debiera pasar nada por afirmar que esto último es algo que la mayoría de los españoles llevamos en nuestro interior. Ha pasado a ser parte de nosotros. Focalizado en el deporte, pero también haciendo eco en cualquier situación cotidiana, analizamos los contextos en base a dos pareceres: blanco o negro. Por eso los que encuentran el gris suelen sacar varios cuerpos al resto. Son los tuertos en un país de ciegos. Esos que saben que el predecesor del sabio italiano no naufragó en territorio muniqués. Porque aunque no consiguiera besar la orejona, sí dejó un regusto dulce en los que tuvieron el placer de bregar a su lado. Y uno de ellos fue Michael Reschke, actual director deportivo del Bayer,N que abandonó Leverkusen después de tres décadas para aprender con él. Hoy, con Pep en Manchester, aún se congratula.

Y este es solo un ejemplo de muchos que pudiéramos comentar. Nos luciría mejor el pelo si lejos de esos análisis a bote pronto supiésemos ver lo que pasa más allá del horizonte. Porque en el deporte y en la vida todo no es éxito, lo cual está reservado para unos pocos, o fracaso. Hay mucha vida en medio. Disfrutemos también de ella y seremos más felices.