Kalu Uche es un futbolista diferente. Distinto a los demás, capaz de lo mejor y de lo peor, pero diferente y que puede decidir un partido.

En Almería lo conocemos sobradamente. Son ya muchas temporadas defendiendo los intereses rojiblancos y sabemos de sus muchas virtudes, como también de sus defectos.

La afición, visto lo visto, se sigue preguntando cómo que Kalu Uche no formó parte de esta plantilla allá cuando Fernando Soriano inició la pretemporada, estando sin equipo, como también lo estaba Juanjo Expósito, por poner un ejemplo de otro delantero al que el propio Fernando encasilló como "diferente", y tanto. Pero centrémonos en Kalú. Su suplencia en Córdoba nadie la entendió, después de que ante en Nástic rompiera todos los esquemas demostrando que aún le queda mucho por darle al Almería. Es cierto que frente al Real Zaragoza no estuvo fino … pero ¿alguno estuvo a la altura de un partido con una exigencia máxima?. El equipo no estuvo bien, pero Ramis, aparte del ataque de entrenador que le dio, volviendo literalmente locos a los jugadores por el sorprendente cambio de roll de alguno de ellos, dejó en el banquillo a Kalu Uche, sin que a día de hoy haya reconocido, y así lo creemos muchos, Ramis, que se equivocó no poniéndolo de inicio, cuando el propio Ramis, sin ir más lejos, la semana pasada y tras la victoria frente al Sevilla Atlético, no se cortó ni un pelo en reconocer qué tipo de jugador tenía en plantilla, pero por lo que sea, una semana antes, curiosamente, estuvo ciego, cuando todos apostábamos por la titularidad del delantero nigeriano.

Por ello, y visto lo visto, somos muchos los que coincidimos que frente al Elche, Ramis tiene que poner a Kalu Uche y diez más, porque su sola presencia hace que el partido, en un momento dado, pueda dar un vuelco.

Tal vez pueda achacar Ramis que no está para aguantar un partido completo. De acuerdo, hasta ahí todo bien, pero si está para jugar, que no lo ponga cuando el equipo va perdiendo y quedan pocos minutos. Kalu Uche, esté como esté, desde el pitido inicial, míster, y dejémonos en Elche de "ataques de entrenador".