Análisis

jorge colipe

Síntesis

El antifútbol, aquello que despliegan algunas escuadras ganadoras, también es fútbol

El fútbol es un juego que contempla diversas posibilidades. El fútbol, como el mismísimo mundo, es antitético. Frente al fútbol se antepone el antifútbol. El resultado es la síntesis. La síntesis es la realidad, lo que al final importa. Lo que suma. Lo que te deja dentro y te aúpa hacia los cielos o lo que te echa fuera, y te deja a las puertas del infierno. El antifútbol, aquello que despliegan algunas escuadras ganadoras, por tanto, también es fútbol. Los equipos italianos a lo largo de la historia se han caracterizado por practicar ese juego rancio, donde pasa poco y manda el resultado. Pragmatismo le llaman aquellos que bajarían a tiros el exquisito vuelo del cisne. Los italianos se hicieron cargo de tanta mezquindad y lo redujeron a una sola palabra; catenaccio. Ese cerrojo imaginario ha dado tantas satisfacciones que han acallado las críticas a un sistema destructivo, lejos del espectáculo. Pero en el barrio, como en la vida, la gente no está por el espectáculo, ganar o perder es la contradicción que cada uno debe resolver y lo demás poco importa. Durante años en Argentina la gente se ha alineado detrás de Menotti o de Bilardo, ambos campeones del mundo, con método y discurso contrapuesto. Ya se sabe, para gustos, los colores. La belleza contra el eficientismo, hogar donde muchas veces habita la trampa, aquello que trasciende lo deportivo. Si la trampa forma parte del juego, también se justifica, y cambia de nombre; le llaman picardía. Ahora esas posiciones vuelven a encontrarse ante la posibilidad de implementar el video arbitraje. Ya se ha usado en algunos partidos internacionales, y su aplicación, por ejemplo, cambió el resultado del último Francia-España. Otorgó uno y anuló otro, como pasa normalmente cada fin de semana en nuestros campos de juego. En plena era tecnológica, el Villareal este sábado, no le hubiera robado la cartera y el encuentro a un necesitado Leganés, aunque para ver el gol con la mano de Bakambú, no era necesario mirarlo por la tele, porque se vio de todos lados.

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