La vida es eso que pasa mientras intentamos cumplir nuestros sueños. No siempre lo hacemos, tampoco hay que engañar. Pero todo suma. El transcurso ayuda a afrontar nuevas experiencias que también pueden ser gratificantes. El pasado domingo taché una de esas metas que uno se propone desde que empieza. Digamos que no siempre significa un antes y un después, pero sí que te marca. Al final somos la suma de nuestras experiencias, las buenas y las malas. Momentos de felicidad que uno aspira a vivir con más regularidad, pero que degusta más si cabe al ser de cuando en cuando. Estaba en mi lista de debes poder ver a los Gasol en directo. Por una cosa o por otra, la ocasión se me resistía. Por suerte, llegó. Es impresionante ver de cerca al mejor jugador español de siempre. Un tipo que trasciende más allá de lo deportivo, donde ya es leyenda y aún no ha dicho adiós. La sensación de ver de cerca a profesionales que ves casi cada noche por el televisor al otro lado del Atlántico es bastante curiosa. También ayuda a seguir dando pasos adelante. Ambos son personas que ganan muchísimo en las distancias cortas porque son un prototipo de deportistas diferente. Quizá en especie de extinción. Con los que gusta hablar y de los que se aprende en cada palabra. También gustó observar los avances de la Selección en la antesala de un nuevo Eurobásket. La sequía baloncestística dejó un Carpena que recordó sus mejores noches. Una atmósfera inolvidable para acoger a un equipo que es el orgullo de un país. No será fácil revalidar corona, pero las bajas ajenas allanan el camino. La baja de Llull ha bajado un poco las expectativas, pero los 12 nombres ilusionan y mucho. Será el cierre de Navarro, qué mejor que en la cima. No será el protagonista de antaño, pero está para momentos, que no es poco. Motivos no faltan para empujar al otro lado.