Imagino que cuando el Almería le compró hace dos veranos, Pozo no sospechaba las dos horrorosas temporadas que ha tenido que vivir. Seguramente Pozo, sus representantes y hasta el propio Manchester City, que se reservaba una opción de compra durante las dos siguientes temporadas, creían que los rojiblancos subirían a Primera y lograrían la permanencia la temporada siguiente con un Pozo explotando y, quien sabe, dando el salto este verano a un club mayor. Puede que incluso al propio club británico. El plan tenía sentido. Pozo llegaba a un recién descendido que apostaba fuerte por el regreso a Primera y la calidad del malagueño haría el resto. Desafortunadamente, el proyecto de Sergi estaba sentenciado desde el principio y, a partir de ahí, con el tránsito de entrenadores y conforme se escapaban puntos y el club se hundía en la tabla, Pozo iba cayendo en una profunda melancolía, casi en depresión, que le han hecho replantearse muchas cosas. Es consciente de que él no ha estado a la altura, pero también creo que tiene la sensación de que el Almería le ha fallado o, lo que es peor, no le entiende. Porque en estas dos temporadas, la necesidad se ha impuesto a la calidad y Pozo no ha podido disfrutar del fútbol y tampoco ha estado rodeado de futbolistas capaces de beneficiar su fútbol. Pozo es un jugador cuyos destellos de calidad hablan de un futbolista que sería el mejor, de largo, de la categoría. Un futbolista que, a poco que la rompa, podría estar aspirando a cotas más altas, en Primera. Por eso la sombra de la salida de Almería, con el beneplácito del club, planea durante esta pretemporada. Sin embargo, yo creo que este año, con Ramis en el banquillo y los futbolistas que están llegando y quedan por llegar, es el de Pozo. Si se queda disfrutará de nuevo del fútbol y con él, lo haremos nosotros. Prescindir de él, un lujo…

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios