Si a nivel masculino organizar un torneo de fútbol enmarcado en la programación de Feria, en el que acudan equipos de categorías profesionales, es complicado, por el tiempo que hay que dedicarle para que todo salga bien, además del papeleo que sea necesario para ello, más lo es si se trata de un evento de balompié femenino. Y no precisamente porque los clubes o las jugadoras no estén por la labor, sino porque siempre se topan con numerosos obstáculos que podríamos denominar como sociales que, no obstante, van superando a base de duro trabajo y empeño. El pasado fin de semana se disputó, y con gran éxito de acogida, la primera edición de un torneo que tuvo al equipo de Estudiantes de Almería como anfitrión, y ya conocemos lo que pelean las chicas de este equipo por lo que quieren, tanto sobre el terreno de juego como fuera del mismo, pero siempre pensando en el bien del conjunto, en lo que debe ser justo. Se midieron a Atlético de Madrid B y al Granada CF, dos oponentes de gran talla, ya que militan en la Segunda División del fútbol femenino nacional, que no es moco de pavo. Aunque se dejaron la piel sobre el césped del anexo del Mediterráneo, las estudiantiles perdieron sus partidos, pero ganaron el torneo. Evidentemente, como bien demuestran sus resultados, no de forma literal. Ganaron un hueco en el calendario deportivo de la Feria de Almería, un gran escaparate, sin duda, para hacer más visible en esta ciudad y en la provincia de Almería en general el deporte femenino. Ahí, los propios medios de comunicación tenemos mucho aún por hacer, porque se lo debemos. Las mujeres, desgraciadamente, pese a brillar en numerosas modalidades deportivas, tanto a nivel local, como nacional o internacional, siempre han estado, sin quererlo ni merecerlo, a la sombra de la maquinaria mediática masculina. Que sus logros vean la luz, sean apoyados y valorados como deben, es un trabajo de todos, tanto de las administraciones públicas o entidades privadas como de la prensa.