Análisis

Nico gARCÍA

El trabajo y la alegría de los ayudantes

Dentro de unos años no me acordaré de los resultados, pero sí de todos estos ángeles

Si son habituales a esta columna, ya sabrán que el que suscribe entrena a un equipo prebenjamín y a otro bebé del CD Oriente. El ya casi famoso Diego Clemente es el delegado de los 'mayores'. Luego hay una serie de ayudantes, cuya labor es tan importante como la de los propios jugadores. La orden es que se pongan ellos junto al equipo para la foto previa al encuentro y no por casualidad, sino que son unos más del grupo. Son Álvaro, Javi, Hugo, Laura y Rocío. No tienen ficha y la etiqueta sería la de 'ayudantes', sin embargo, más bien son 'todoterrenos'. Álvaro y Javi son los hermanos mayores de dos prebenjamines, y, aunque el vestuario es un lugar sagrado, ellos tienen permitida la entrada, ya que sus consejos son importantes para los niños al haber pasado ellos hace unas temporadas por esas categorías. Incluso, cuando el árbitro de turno hace la vista gorda, se sientan en el banquillo y fomentan la piña. Los hermanos de Hugo, Laura y Rocío no están aún en Primaria, por lo que su ayuda resulta fundamental para que este plumilla no se ve cual torero en la Maestranza. En el vestuario echan una mano cambiando a los jóvenes futbolistas. Su labor fundamental llega al salir al césped, puesto que son los encargados de que los balones, el botiquín y demás aperos no se extravíen. En el propio verde se les multiplica el trabajo, debido a que aparte de ser los encargados del material, también realizan los ejercicios de calentamiento a pesar de que ellos no pueden jugar en esa categoría al tener ya nueve años. Y, cuando el colegiado, da el pitido inicial, no me dejan solo, sino que están ahí apoyando. Dentro de unos años no me acordaré de los resultados, pero sí de todos estos ángeles que aportan mucho, alegría entre ello. Al fin y al cabo, la unión hace la fuerza.

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