NI FLORES

Pablo Martínez-Salanova Peralta / Pmartinez@elalmeria.es

And the Oscar goes to...

MUCHO se está hablando últimamente, demasiado diría yo, de los malos arbitrajes y de las expulsiones. Esta semana no se ha insistido en el tema porque se ha ganado, pero cuando un equipo pierde y se menta al árbitro para justificar la derrota, mal asunto.

La Liga es larga y al final cada uno está donde debe estar. Lo que un día te dan, otro te lo quitan, y lo arbitrario del árbitro adquiere un equilibrio totalmente justo. Errar es humano, y los árbitros son de lo más humano que hay. El que no sepa asumir eso, tiene un grave problema.

Los jugadores tampoco ayudan. Hay auténticos actores que intentan vilmente engañar a los colegiados. The Times ha publicado una lista con las mejores actuaciones en un campo de fútbol. La mítica mano de Dios ha quedado relegada al segundo puesto porque se ve que un portero de la selección de Chile aprovechó una bengala lanzada por una mujer para auto infringirse una herida con una hoja de afeitar y poder así suspender el partido. El gran Cristiano Ronaldo se colgaba la medalla de bronce por su vuelo sin motor ante una entrada de un defensa en el Mundial del 2006. Y así un sinfín de piscinazos que con el tiempo se han convertido en célebres hitos de la historia del fútbol. Pero, como siempre, los malos son los árbitros.

Me hubiese gustado ver a Hugo Sánchez ordenar a Negredo que tirara fuera el penalti que Piatti le coló al árbitro del partido frente al Recreativo. Eso sí que se merecería el Oscar a la mejor película de ciencia-ficción, pero no, está basado en hechos reales: un alevín de once años del Sporting tiene más clase que el mismísimo Maradona.

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