La tapia con sifón

Ansias de lechuga

De las que, por lo visto, los ingleses prefieren la "iceberg", que me parece la más insípida

Ansia de carne es el segundo capítulo del libro de Marvin Harris "Bueno para comer" (1985). Su teoría es que la apetencia de carne es general en la mayoría de las culturas de todas las épocas, y que es debida a la combinación de la escasez y de su utilidad para la nutrición humana. La escasez también ha sido general en casi todos los pueblos a lo largo de la historia de la Humanidad. La actual abundancia -bastante generalizada- no disminuye el ansia de carne. Un ejemplo que pone Harris es lo sucedido en la Polonia bajo régimen soviético, en cual los alimentos eran racionados y distribuidos por el Estado. En 1981 el gobierno polaco anunció un recorte del 20% en las raciones de carne subvencionada y se armó tal pifostio que tuvieron que declarar la ley marcial para restaurar el orden público. Y sin embargo, los polacos consumían por esas fechas más de cien gramos diarios de proteínas por persona, casi el doble de lo que recomienda la OMS para un varón adulto de 80 kg de peso.

Sin llegar, ni mucho menos, a los disturbios polacos del 81, en Gran Bretaña ha habido estos días numerosas protestas por la falta de lechugas españolas en los mercados de las Islas. Hasta nos han acusado de acaparar lechugas para que subieran los precios. No deja de ser curioso el desplazamiento de las ansias alimentarias de la carne a la lechuga. Aunque no parece que el consumo de carne haya bajado, se ve que hay ya bastantes sectores de población en los países ricos que aumentan el consumo de vegetales. Los ricos, siempre con sus caprichos… ¡mira que quejarse de que no hay lechugas! Los pobres, con una bolsa de salchichas de a un euro y una hamburguesa congelada -ambas de ignota composición- tienen cubierto el cupo de proteínas. Con bollería industrial y poco más, tienen suficiente para ingresar en el grupo de los obesos. No van a perder el tiempo en comer lechugas, que ni alimentan, ni tienen grasa ni proteínas.

Por cierto, las exportaciones hortofrutícolas almerienses a G.B. han aumentado a pesar del (futuro) Brexit. Incluidas las lechugas, supongo. De las que, por lo visto, los ingleses prefieren la "iceberg", que me parece la más insípida. Ya decía Asterix que los britanos estaban locos por tomar cerveza tibia, vino tinto helado y jabalí con salsa de menta.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios