República de las Letras

Compiyoguis

Si hasta el compiyogui de la reina ha caído -deben pensar-, en cualquier momento vienen a por mí

En este momento todos los compiyoguis deben de estar acojonados. Todo aquel político, periodista o empresario del PP o afecto al PP o en relación con el PP de la forma que sea, que tenga algo escondido, no sé, algún chanchullo, alguna grabación que le hayan hecho en un pasado más o menos reciente, algún contrato o concesión no muy clara, algún suministro tramposo, en fin, alguna cosa reprochable, todos esos, digo, que han chupado del bote, que han metido la mano, que han robado más o menos subrepticiamente dinero de todos los contribuyentes, deben de estar ahora mismo que no les llegará la camisa al cuerpo. Si hasta el compiyogui de la reina ha caído -deben pensar-, en cualquier momento vienen a por mí. Cuando las barbas del vecino veas cortar… Hoy en día ser compiyogui ya no es rentable. Con el furor legislativo que están poniendo los jueces últimamente nadie que se haya enriquecido rápidamente por amistad con políticos puede dormir tranquilo.

Ni siquiera es ya rentable ser político. Antes, uno se metía en política para hacerse rico, según dijo una vez uno del PP. Desde tiempo inmemorial hemos sabido la gente común que "ellos", esos lejanos y encumbrados personajes que manejaban los dineros públicos y, por ende, nuestras vidas y el futuro de nuestros hijos; "ellos", los políticos de derecha sobre todo, aunque en los últimos años -sobre todo en Andalucía- también los de izquierdas; todos "ellos", estaban en los puestos políticos no solo para vivir de la política, sino para hacerse ricos o, cuando menos, encumbrar a los suyos, procurarse privilegios, alzarse en la escala económica a las máximas alturas posibles.

Y era verdaderamente de tontos no aprovechar las oportunidades de "negocio" y ver cómo, con todo el dinero que uno manejaba, eran otros los que se enriquecían y no los titulares de los cargos que firmaban los papeles. Por las manos de los políticos pasan millones y millones de euros, de los que ciertos personajes oscuros sacan buenos pellizcos, mientras Hacienda vigila y controla hasta el último céntimo de las nóminas de los comunes mortales.

Pero la pasada semana, horribilis para el PP, partido podrido, todos los compiyoguis que están chupando de la teta del Estado se habrán echado a temblar: ¡si hasta han llamado a declarar al compiyogui Presidente! Así no hay quien se llene los bolsillos, coño. Pobres compiyoguis. ¡Con tanto dinero aún por robar!

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