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Javier / Montoya

Capel ya es grande

HACE justo una vuelta de competición elegí escribir sobre Diego Capel, con motivo de la visita del Sevilla a Almería. Llegaba entonces tratando de hacerse un sitio en su equipo, lugar que se ha ganado a base de méritos. Ahora, meses después, es el club almeriense quien se desplaza al Pizjuán, estadio cuya banda izquierda tiene dueño, un albojense de 20 añitos que parece estar ya curtido en mil batallas -quizá no es que lo parezca sino que lo está-. Gracias a su talento y a su desparpajo, está siendo una de las sensaciones de la liga, ávida por descubrir nuevos talentos y propuestas de juego tan frescas como la suya.

Yo hablaba entonces del sueño, según me dijo, que para él sería jugar algún día en el Almería. De que casi estamos a punto de verlo aquí cuando tan cerca estuvo de traerlo Alfonso García en junio del año pasado. Ahora, casi un año después, las miras de ambas partes han crecido: el club rojiblanco está cuajando una temporada mágica, ubicado en los puestos nobles, mientras que el zurdo de Albox está incluso llamando a las puertas de la Eurocopa.

Pero para sueño, otro que él tiene y que también está cerca de ver realizado. Otras puertas se le abren, blancas, las del Madrid. Él mismo ha reconocido su pasión por el club merengue desde pequeño y si se diera esa opción estaría encantado, como su familia, merengona hasta la médula. Qué lejos queda esa etapa en Barcelona de un rubio adolescente Capel, que se veía como pez fuera del mar. Y qué bien le está viniendo la experiencia sevillana, rodeado eso sí de los suyos, que el bueno de Diego me consta que es muy madrero. Ahora el niño se ha hecho mayor y apunta cada vez más alto. No pares de crecer, amigo.

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