A la luz del día

Antonio Montero Alcaide

Clases al revés

El debate social con respecto a los deberes escolares toma formas propias de una huelga de cuadernos caídos

El debate social con respecto a los deberes escolares está tomando formas de resistencia propias de una huelga de cuadernos caídos, cuando las familias estiman que sus pequeños vástagos llegan atiborrados de tareas del colegio para casa, con la merma que tal circunstancia hace en el tiempo de lo que, quizás inapropiadamente, se dicen actividades extraescolares. Como no sea porque se realizan en tiempos y espacios generalmente distintos a los propios del centro escolar, ya que, en muchas cosas, coinciden con los contenidos o actividades digamos "intraescolares".

Pues bien, sin soslayar ciertos cuestionamientos que, sobre el ejercicio profesional de la docencia, se argumentan como razón de los deberes, adquieren relevancia a propósito ciertas innovaciones educativas como la referida a las "clases al revés" o "clases invertidas", donde el tiempo de la jornada escolar se ocupa, preferentemente, en resolver tareas y actividades didácticas -las propias de los deberes- con presencia de los docentes, y estos preparan vídeos o presentaciones de los contenidos que puedan ser vistos por los alumnos en casa. Esto es, los estudiantes atienden la explicación del profesor, fuera de la jornada escolar y en el tiempo que dedicaban a los deberes, mientras que las clases en el colegio se dedican a realizar las actividades con las orientaciones directas de los profesores.

La educación, efectivamente, es una tarea compartida pero tal evidencia no equivale a sostener que cualquiera sirve para enseñar, permitida sea la expresión. De ahí que la realización de deberes en casa, si los alumnos no cuentan con procesos de enseñanza y de aprendizaje bien arbitrados en los centros, deriva en el ejercicio y la asunción de funciones instructivas, con carácter general, por las madres de los escolares, ya que suelen ser las que pasan más tiempo con ellos. Dicho sea de paso, pero viene a pelo, la posibilidades de éxito escolar de un alumno, entre otros factores, guardan una relación pronunciada con el nivel de estudios de su madre. Si bien, el tiempo, sea del padre o de la madre, suele ser escaso, con las disposiciones limitadas después de extensas jornadas laborales y con los hijos ahítos de actividades extraescolares que, entre otras cosas, ocupan el tiempo de las tardes. De modo que clases al revés, así es, como innovación sugerente, pero no poner el mundo el revés alterando, ahí es nada, el término medio, primo hermano del sentido común.

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