Colocar la ciencia en su sitio

Popper dice que toda teoría científica es falsable, pues si no fuese así no sería científica

K ARL Popper demolió desde muy pronto la supuesta infalibilidad de la ciencia y el monopolio de la verdad ejercido por ésta. Con apenas diecisiete años, este gran pensador austríaco -uno de los más importantes del siglo XX-, formuló su célebre teoría del falsacionismo, que tantas ampollas levantó y aún sigue levantando. Varios años después, en 1934, publicó sus tesis más desarrolladas en "La lógica de la investigación científica". En esencia, Popper dice que toda teoría científica es falsable, pues si no fuese así no sería científica. Para él, la verdad universal de las teorías científicas es indemostrable; en cambio, de todas puede demostrarse su falsedad. Y esto así por el método inductivo usado por la ciencia: de un limitado número de enunciados verdaderos sobre casos concretos de la realidad se pretenden extraer leyes o verdades universales. Siempre habrá, por tanto, casos concretos en la realidad que contradigan la verdad científica. "La ciencia no está cimentada sobre roca; por el contrario, podríamos decir que la atrevida estructura de sus teorías se eleva sobre un terreno pantanoso, es como un edificio levantado sobre pilotes. Estos se introducen en la ciénaga, pero en modo alguno hasta alcanzar ningún basamento natural. Cuando interrumpimos el proceso de introducción hasta un estrato más profundo no se debe a que hayamos topado con terreno firme; paramos simplemente porque nos basta que tengan fuerza suficiente para soportar la estructura, al menos por el momento". Así las cosas, justo es aclarar la enorme utilidad y servicio prestados por la ciencia al progreso y al desarrollo de la civilización, pero no conviene perder de vista la temporalidad y provisionalidad de toda teoría científica y, con Popper, tener siempre presente las limitaciones de su conocimiento, máxime en una época como la nuestra, tiránicamente cientifista hasta el punto de haber convertido la ciencia en una nueva religión -al servicio muchas veces de las fuerzas más siniestras del poder- y algunos científicos en nuevos papas tocados de arrogante endiosamiento cuya palabra nadie discute. Popper proponía un racionalismo crítico capaz de identificar los problemas y proponer soluciones que los resuelvan, escogiendo siempre críticamente la menos mala a modo de conjetura.

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