Opinión

Antonio Cambil

Vicepresidente de Asempal

Competitividad y compromiso

Pensar en Almería dentro del mundo supone competir con otros territorios, ganar mercados, atraer inversiones

Pensar en Almería dentro del mundo supone competir con otros territorios, ganar mercados, atraer inversiones, afianzar proyectos internacionales o tener influencia. Almería tiene que afrontar su futuro más inmediato y la pregunta es ¿podemos conseguir todo esto sin una estrategia común? Porque, no nos engañemos, nadie va a pensar en Almería si no lo hacemos los almerienses. Estamos muy lejos de Sevilla, de Madrid y de Bruselas, y cansados de esperar inversiones que se retrasan o se dibujan inciertas. Almería ya no es la tierra del pesimismo histórico. Gracias al esfuerzo de los almerienses, hemos ido escalando posiciones desde la nada, y ello nos debe hacer optimistas ante su futuro. Por eso, después de un año perdido por la incertidumbre política, creo que es el momento ideal para profundizar en el trabajo conjunto de todas las instituciones. El compromiso real, efectivo y sin fisuras de nuestros representantes políticos es, sin duda, condición necesaria para avanzar en la solución de las eternas injusticias cometidas con Almería en materia de infraestructuras. Por ello, urge que los partidos dejen atrás los reproches mutuos con el objeto de señalar culpables y evadir responsabilidades y busquen posiciones comunes en las que primen únicamente el interés general de nuestra provincia. Entiendo que es más fácil hacer las cosas unilateralmente, sin buscar el acuerdo, pero el problema es que no sirve de nada, como tozudamente nos demuestra la realidad. También es importante pactar un rumbo, una hoja de ruta y un destino de futuro para Almería. Como ya ha reivindicado el presidente de Asempal, José Cano, hay que ponerse a trabajar más y mejor de forma inmediata, contando con los agentes sociales en una planificación estratégica con visión de largo plazo que aporte las claves del desarrollo económico de la provincia. Un plan que, esté quién esté en el poder, se respete, se ejecute y se revise con el consenso de todos a lo largo de los años. Y por supuesto, sea tenido en cuenta en la toma de las decisiones importantes que todas las administraciones tomen respecto a Almería. Cabe preguntarse que podría pasar si cambiáramos las formas de trabajar y apostáramos más por el diálogo, por aportar ideas y sumar esfuerzos para alcanzar esa estrategia común que permita a Almería tener las infraestructuras que, en justicia, le pertenecen. La respuesta es evidente: Nos iría mucho mejor.

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