JORGE de Cózar es un hombre bonachón, amigable y buen conversador. Lo conocí una mañana de verano en el campo de entrenamiento de la Vega de Acá. Aquel día el filial del Almería volvía al trabajo con el ambicioso objetivo de conseguir el ascenso a Segunda B. Para alcanzar tan ansiada meta, el club había confiado en un joven pero experimentado malagueño famoso por, entre otros logros, haber descubierto a López Muñiz (técnico del Racing de Santander), Kepa o Apoño. Aunque para el gran público es un perfecto desconocido, pocos entendidos se atreven a dudar que De Cózar es uno de los máximos responsables de la actual situación del filial. Él fue quien convenció a Carlos Ríos, un entrenador ambicioso y de postín, para dirigir la parcela técnica y él fue -con el respaldo de un buen puñado de millones, eso sí- quien diseñó una plantilla plagada de jóvenes promesas. Lo que más me sorprendió de él la primera vez que hablamos fue lo convencido que estaba del éxito de su nueva empresa. "Puedo asegurarte que con este equipo y este entrenador, el Almería B no perderá más de cinco partidos esta temporada", me aseveró. Yo no sabía si creerle o no, pero el tiempo le ha dado la razón. Y es que, aunque el equipo llegue a perder más de cinco encuentros (en la actualidad ya ha cedido cuatro), la sensación de conjunto y el espectáculo que está dando el equipo de Carlos Ríos justifica una circunstancia que no deja de ser más que una simple anécdota. La pasada semana el filial alcanzó el liderato en el grupo IX de Tercera. Ahora sólo queda confiar en que el vértigo no acabe con el buen momento de un equipo que, gracias -entre otros- al arquitecto De Cózar, se ha convertido en referente.