La tapia del manicomio

Delicada Delicatessen

Hay que resaltar los méritos de Axioma, con una programación de primer nivel y grandes compañías

Después de más de medio año de sequía también han vuelto las lluvias al teatro. Nos referimos a la vuelta del programa Delicatessen al Teatro Apolo, que a pesar de que sólo consta de siete u ocho espectáculos al año, ha estado casi ocho meses sin aparecer por las tablas. Es más raro todavía este parón, cuando resulta que son espectáculos de pequeño formato y bajo precio, y el teatro se llena cada vez que se programa. Aparte de que el Ayuntamiento ha hecho bien en recuperarlo, hay que resaltar los méritos de Axioma, que elaboran una programación de primer nivel, con compañías ampliamente premiadas, muchas de ellas con los prestigiosos premios Max, que son otorgados por los propios profesionales del "sindicato" de Shakespeare y Calderón.

Los "axiomáticos" llevan más de cuarenta años al pie del cañón, desde que empezaron en el Teleclub San Fernando, de Regiones, a principios de los setenta. Imagínese el lector no muy mayor, a la vista de cómo está hoy el panorama, cómo sería la vida cultural almeriense (española en general) en aquellos duros años. Y, dentro del panorama cultural, el del teatro siempre ha estado especialmente "bien dotado" por las autoridades y por la afición. Y así sigue. Lo cierto es que Gloria y Carlos se liaron la manta a la cabeza y todavía no han soltado el petate, ni con la "amenaza" de la ya próxima edad de jubilarse.

De la edad oficial, otra cosa es que se jubilen, bien porque no quieran dejarlo o porque Montoro quite las pensiones. Que, por cierto, los trabajadores de la escena y similares lo tienen bastante mal, ya que son autónomos, pero sus cotizaciones tienen que ser esporádicas como su propio trabajo obliga.

Y encima suelen cobrar esas actuaciones tarde, mal y nunca, especialmente cuando son organismos públicos los que pagan el teatrico. Que cuando es de calle no puede haber otro organizador que los ayuntamientos y similares. Si al menos se pudieran hacer las funciones en las carreteras, en vez de en las calles, cobrarían del Ministerio de Obras Públicas o de la Consejería del ramo.

Que parece ser que son más rápidos en pagar que los municipios. Pues con todo y con eso -y con otros problemas que no contamos porque nos falta folio- han mantenido la moral y la actividad, y buena muestra de ello es Delicatessen. Para suerte de Almería.

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