EN plato frío. Así cocinó Unai Emery una venganza que Manolo Jiménez activó sin quererlo con sus arrogantes palabras tras el triunfo por la mínima del Almería en el partido de ida disputado en el Estadio Mediterráneo. Entonces el entrenador sevillano menospreció al Almería diciendo textualmente que su equipo le había "perdonado la vida". Para el vasco, esa valoración procedente de un compañero de profesión fue lo más parecido a un golpe bajo, por lo que sus desmedidos saltos de alegría cada vez que los rojiblancos hacían otro gol en el Sánchez Pizjuán iban más allá de que el equipo se colocara a tiro de piedra de la UEFA, también se trataba de su particular ajuste de cuentas. Algo parecido le ocurrió con Manuel Pellegrini tras el empate en El Madrigal y el chileno lo pagó caro con la derrota del pasado fin de semana, que los apartaba de la pugna por la Liga. El único que ha escapado vivo ha sido Javier Aguirre. El mexicano del Atlético de Madrid tampoco fue caballero en su análisis del empate en Almería, pero en el Calderón tuvo como aliado a las circunstancias que se dieron para terminar goleando. En ese caso sí reconoció la valentía del rival. Con todo, la única espina que se le ha quedado clavada al de Fuenterrabía esta temporada ha sido perder los dos duelos con el Racing de Marcelino, el otro técnico de moda junto a él. Definitivamente, Unai se ha puesto en el escaparate y va a sacar tajada.