El segundo cafe

Álvaro De La Haza

La Eurocopa

PERDONEN que me anticipe tanto. Quizás es porque ya entran por la ventana los primeros aires de luz y calor propios del verano. Tal vez sea porque esta Liga loca parece ya sentenciada. El caso es que me ha dado por pensar en la Eurocopa, así que hoy hablaremos de fútbol, qué se le va a hacer.

Los Mundiales y las Eurocopas, al sucederse cada dos años, sólo dejan -menos mal- uno en barbecho.

Así que los años pares tenemos fiesta, y este año, toca. Hay algo de fantástico en el hecho de que sigan capturando la atención y el interés tanto de los aficionados como de los que no lo son.

Incluso a muchos de los que ignoran las reglas mismas del fútbol (o, al menos, mantienen sus dudas sobre el fuera de juego) o de los que tienen a este deporte por un espectáculo primario y simplón (?), les gusta el invento. Entre la diversidad y el colorido de países y personas y la emoción de la competición, el fútbol sigue pellizcando a la gente.

Creo que esta vez España vuelve a tener un equipazo. No sin muchas dificultades y críticas se ha producido el necesario relevo de generación.

Tenemos futbolistas excepcionales en todas las líneas (sólo como muestra: Casillas, Ramos, Iniesta, Torres). En la lista final de Luis Aragonés habrá, cómo no, decisiones discutibles (Raúl sí, Raúl, no) pero lo indudable es que ahora toca estar con la selección. Me lo decía la semana pasada el representante de un famosísimo piloto español: el deportista siente cuando la gente le sigue, sea en directo o por televisión. Importan -y mucho- los mensajes, las llamadas, sentir cerca a los medios de comunicación.

En deporte, somos reflejo de nuestro individualismo. En nuestro país, al tenista, al piloto, al golfista, se le venera y se le respalda sin fisuras.

Y en fútbol demasiados prefieren a su club y dan de lado a la selección (¡como si fueran pasiones excluyentes!). Si queremos la mejor selección, deberíamos, en coherencia, tratar de ser la mejor afición.

En ningún sitio está escrito que debamos ganar, ni ésta vez, ni otras. Eso sí, pensemos qué factores nos acercan a ser campeones y cuáles nos inhabilitan para serlo. La exigencia y la crítica serán muy positivas, en su medida y en su momento. Bill Clinton dice que "ganar es siempre un deporte de equipo".

Y eso, hoy, incluye a los jugadores pero también a la afición y a los medios. A ver si de ésta desterramos, al menos para el fútbol, el nefasto "…y si habla mal de España, es español" que tan quemado tiene a Sánchez Dragó. Pues eso.

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