El callejón del gato

Europa se mantiene

Parece que, de momento, a excepción del Brexit, la Unión Europea no corre peligro

Con el triunfo de Emmanuel Macron Francia ha respirado y Europa también. El resultado de las elecciones del domingo ha supuesto una mayoría lo suficientemente holgada, el 66,06 de votos frente a un 33,94% obtenidos por su adversaria, como para que el Partido de extrema derecha, el Frente Nacional (menudo nombre) de Marine Le Pen, hija de su padre, duerma el sueño de los justos por una temporada. Relegados a un segundo plano los partidos tradicionales, la opción era decantarse por un partido nacionalista radical dispuesto a cerrar fronteras y con brotes fascistoides, o por una promesa de futuro inciedrto con tintes liberales y vocación europeísta. Y el pueblo francés ha optado claramente por una política innovadora y por seguir en Europa, lo cual repercute de manera sustancial en el mantenimiento de la Comunidad Europea, siendo Francia uno de sus pilares fundamentales. Parece que, de momento, a excepción del Brexit, la Unión Europea no corre peligro y, por esa parte, al margen de la política que pueda llevar a cabo el presidente Macron en el país vecino, somos muchos los españoles que hemos celebrado el resultado de las elecciones francesas como si de algo nuestro se tratara. Para los de mi generación Europa era un sueño inalcanzable. Había un dicho devastador "Europa empieza en los Pirineos" que nos relegaba a un mundo aparte. Vivíamos en una España obtusa carente de libertades, la política se resumía en la adhesión inquebrantable al régimen de la dictadura, la censura cortaba cualquier iniciativa que no se ajustara a los postulados de la Ley de los Principios Fundamentales del Movimiento Nacional, cuyo contenido es fácil de imaginar, atravesar la frontera era exponerte a un registro riguroso de pies a cabeza, y padecíamos una autarquía económica que cualquier producto del extranjero, aunque fuera una paparruchada, adquiría el valor de lo inalcanzable. No digo con ello que si la Unión Europea se desintegrara España volvería a un régimen parecido, pero sí que las carencias sufrida por el hecho de vivir aislados, nos ha marcado a muchos para que seamos unos fervientes europeístas. Si a eso le añadimos la amenaza que suponía que el fascismo iniciara su andadura en el continente, no tiene nada de extraño la expectación que han despertado las elecciones francesas y, a la postre, la celebración de la victoria de Macron, sea cual sea la política que desarrolle. Por lo pronto Europa unida se mantiene en su sitio.

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