Flamenco pop

Chambao eran cuatro personas con algo distinto y disco a disco fueron deshojándose las personas y quedó la Mari

Efectivamente, el Mesón Gitano es una mole inexplicable a los pies de la Alcazaba. Un día me encontré con Ramón de Torres, el arquitecto, en la calle de las Tiendas y me dijo que era una obra incomprendida. Los arquitectos deben decidir si se van a dedicar a hacer edificios que dan igual, si se van a dedicar a hacer arquitectura que entienda la gente o si se van a dedicar a hacer arquitectura. El viernes recorrí el camino que va hacia la mole y subí interminables escalones de color mezcla de naranja suave y marrón claro, el color artificial de la piedra caliza de los muros llenos de agujeros que albergan un interior vacío y sustentan una explanada que aguanta a miles de personas. Lo que queda de Chambao actuó y Lamari o la Mari dijo que estaba encantada de que hubiera tanta gente, aunque fuera gratis. Y volvió a decir lo de gratis. Los músicos tienen una espina clavada con lo de gratis, tienen una repulsa y un odio interno cuando suena la palabra gratis y les sale con retintín. Pues no actúes en un evento que sea gratis. Con no venir ya lo tienes solucionado, la Mari. Chambao eran cuatro personas con algo distinto y disco a disco fueron deshojándose las personas y quedó la Mari. Y en el camino se quedaron las canciones que eran para siempre y llegaron las canciones cada vez más vacías. En el escenario hay lujo de músicos y entrega. Hay buen sonido. Hay también la Mari. Hasta ocho músicos de buena factura arropan las canciones de siempre y las otras. La pregunta sería cuántas de las personas que llenaban la plaza de la mole pagarían esa entrada por verte, la Mari, y si justificaría el lujazo de combo que traes. La gente, las personas, esas que deciden si van o no van y si pagan o no. Y que entienden o no entienden la arquitectura. La arquitectura es eso que cuando se hace la gente dice que es horroroso (la Torre Eiffel, cualquier obra de Gaudí) y cien años después la arrasa y sobrecarga con chancleta y palo selfie. Dígame, usted que ha entendido exactamente de la Torre Eiffel o de la Sagrada Familia, aparte de los detalles técnicos. Explíqueme, por favor, cualquier sinfonía de Beethoven. Asamblearia o democráticamente, la gente podría decidir que arquitectura quiere o si, a lo mejor, no quiere ninguna. Nada de arquitectura moderna, nada de arquitectura, por votación popular decidamos cada cosa, la polis y el arte, el absoluto vacío y la antesala del infierno.

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