AL revisar mi casillero el pasado jueves, como cualquier otro día, encuentro un libro, la portada reproduce un fragmento de la duna oolítica de los Escullos. El libro está publicado en Inglaterra, es una edición cuidada. Está firmado por ab Habib Abbat, en su contraportada leo: "La Voz había madurado en la soledad de la montaña. Y se oyó, pues había estado esperando. Les habló y ellos reconocieron la Voz. Todos escucharon, algunos oyeron.

La voz habló en su silencio. Por que su esencia es el Amor". No conozco a su autor, ni tampoco se quién o quienes depositaron en mi casillero el libro. Sencillamente estaba ahí, junto con el resto de la correspondencia. El libro comienza con una historia enigmática que introduce un conjunto de reflexiones llenas de misticismo y espiritualidad. Su lectura me recordaba al maestro Ibn Alarif, a los "locos de Pechina", a los místicos musulmanes, que andaban tan cerca de Dios como lejos de la tierra. Tal vez el paisaje, en su pureza, induzca a la trascendencia. La evidencia de este libro, nos pone de actualidad esa faceta de nuestro territorio, la de posibilitar unos esquemas de pensamiento fuera de los hedonismos constantes de la sociedad a lo largo de la historia. La desnudez, la luz, la pureza de las formas del paisaje abren los sentidos a nuevas experiencias. No es posible escribir un libro como este en Inglaterra, pero sí en Almería. Recuerdo, cuando recorría nuestra geografía con José Ángel Valente, su amor por esta tierra, en la medida que era capaz de provocar la sublimación de la realidad, la creación espiritual y la expresión literaria. Me hablaba de los místicos almeriense y su influencia en la literatura mística cristiana. De cómo buscaban el desprendimiento del mundo, para alcanzar la unión del alma con Dios. El libro es un reencuentro con el espíritu, con la eternidad, con la unidad de la persona y con la naturaleza. Es un oasis en el desierto de la vulgaridad literaria. Una reflexión al encuentro personal, en un espacio, donde determinados fragmentos de Voz puede aún oírse. Tal vez ese valor añadido que ofrece nuestro territorio, sea un punto de encuentro para construir la realidad de un futuro, mas abierto al entendimiento y a la comprensión, basado en valores de trascendencia y no en el oportunismo político, que se reviste con el lenguaje de la trascendencia y está vacío de significado; un ejemplo es el caso de la llamada "alianza de civilizaciones"¿Cómo es posible desde el relativismo moral llegar a la trascendencia? Dice el texto: Y trasciende tu corazón en el Amor. En el Amor, la fe y la religión se transcienden. En el Amor encontrarás significado y alegría"

Gracias Habib.