La tapia con sifón

Frutos secos

Las comillas quieren decir que raramente hay frutos secos en el cuenco que nos ponen en bares y pubes

Es muy frecuente que nos pongan "frutos secos" para acompañar un whisky o un cóctel. Las comillas quieren decir que raramente hay frutos secos en el cuenco que nos ponen en bares y pubes. Los kikos son cereales (maíz), las habas secas son legumbres, igual que los garbanzos; y no queramos saber lo que son esas cosas redondas que los imitan. El único fruto seco que suele aparecer en esos popurrís es el cacahuete. Que, en realidad, tampoco es un fruto seco sino una legumbre, aunque su composición se asemeja a las almendras, nueces, avellanas y pistachos. Se asemeja, pero hay una diferencia que me parece relevante: entre las grasas del cacahuete (y del anacardo) hay muchas más saturadas que en los demás. Quizá por eso a algunas personas -entre las que me cuento- les resulta más indigesto. No hablo de alérgicos, que también los hay, sino de simple empacho. O no tan simple si se le va a uno la mano picoteando "frutos secos" mientras trasiega un par de copas.

Porque es verdad que los frutos secos contienen un 50 % de grasa o más, pero no es contradictorio afirmar que es muy recomendable tomarlos a diario: hace unos años que el prestigioso estudio Predimed lo demostró. En una de las pruebas, se dividieron miles de individuos en tres grupos: uno consumió dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra, el segundo, lo mismo pero suplementada con frutos secos y el tercero, una dieta baja en grasa. Los dos primeros grupos, a pesar de consumo relativamente alto de grasa, redujeron en un treinta por ciento los casos clínicos de enfermedad cardiovascular. Y es que las grasas de almendras, nueces, avellanas y pistachos son mayoritariamente monoinsaturadas, similares a las del aceite de oliva virgen, mientras que las saturadas apenas son el 4%, mientras que en cacahuetes y anacardos éstas se acercan al 10%. Más ventajas de los frutos secos: alto contenido en calcio, vitaminas variadas, fibra, potasio, magnesio y fósforo. Eso sí, mejor crudos o tostados sin sal, porque fritos (Dios sabe con qué aceites) y cargados de sal no son tan saludables. Y no enfangarnos en el cuenco del bar: con treinta o cuarenta gramos al día vamos bien servidos. Mejor con vino o cerveza que con pelotazos. No digamos ya con refrescos o cervezas sin alcohol, cuajaicos de azúcares.

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