Primera línea en el aforo del hotel New York Hilton Midtown. Un español asiste al discurso de Trump tras el resultado electoral. A través del Whassap me informa de lo que acontece. Durante la alocución observa un gesto característico: el presidente electo levanta la mano derecha con frecuencia componiendo diferentes formas. El puño en alza es una de ellas. Mi comunicador me indica que significa deseo sexual. Otra de las formas es el dedo índice elevado, que muestra afirmación. Finalmente la mano abierta con los cinco dedos refleja cantidad. A bote pronto Donald se siente soberbio por el recuento de votos. Mi intercomunicador sigue y me transmite que en su perorata habla del sueño americano y de la nación. En ese momento, mientras sigo a mi Smartphone, me viene una conjetura: Trump, que reconoce no ser un político, ha sido beneficiado por el voto oculto del Establisment, de los jerarcas del Wall Street y de los centros de poder económico geoestratégicos. Ante tal idea argullo que algunos poderosos han visto en Donald una oportunidad para dar un golpe de estado plutocrático bajo la bandera del neoliberalismo, tomando a este como el "Gonfaloniero" (el sirviente del señor feudal que mandaba sobre otros sirvientes). Gracias a él van a controlar mejor a la masa social; saben que se está pariendo el Show de Trump: un gran hermano en el que él será el Dios de personas teledirigidas y engañadas. Pero me llegan más mensajes de mi interlocutor. Otros asistentes hablan en voz baja sobre la política de seguridad del presidente electo. Me las resume rápidamente: A) Trump tiene tolerancia cero a los indocumentados. B) Va a crear un muro en la frontera con México. C) Pretende cerrar las fronteras para los musulmanes. D) Apoya a los controles de identidad étnicos. Y E) Va a mantener a Guantánamo. En ese instante se cortan las comunicaciones por efectos de la cobertura. Irritado me siento a reflexionar sobre las últimas novedades y pienso: ¿cómo va a saldarse el futuro de la confrontación con los fundamentalistas islámicos? Si de por sí la sociedad norteamericana, de base luterana, suele responder enérgicamente, ¿cómo va a reaccionar ahora? Esto me preocupa mucho más. La seguridad mundial está en peligro. Más que nunca recuerdo la máxima de Emilio Lledó cuando dijo que el mundo estaba en manos de ignorantes con poder. Apago mi teléfono. Off.