La tapia del manicomio

Incompatibilidades

Tampoco les debe importar el CO2 que absorben los árboles en la avenida del Mediterráneo, todo sea por el diseño moderno

En la lista de incompatibilidades que cada institución política establece para sus miembros, el Ayuntamiento de Almería debe haber incluido la de los concejales con la sombra. La última muestra de esta radical incompatibilidad es la decisión de quitar cincuenta hermosos ficus que sombrean la avenida del Mediterráneo. La muy razonable causa para tal decisión es que, según el concejal del ramo de los ramajes, cuesta un perral podarlos cada dos años; y que no tienen más remedio que podarlos porque si no dejan la calle a oscuras. Y eso, por lo visto, es incompatible con nuestros ediles. No sabemos si es que son muy frioleros, o es que tienen acciones de algún laboratorio fabricante de cremas solares, o son socios de alguna clínica de tratamientos del melanoma, o tienen una tienda de sombreros y sombrillas. Otra causa de ese amor al sol a pelo podría ser la defensa y recuperación del perdido eslogan "Almería, Costa del Sol", alevosamente robado por los malagueños. Por cierto, el sucedáneo que se inventó entonces para sustituirlo fue "Almería, donde el sol pasa el invierno". Para eso nuestro segundo icono es el Sol llamado de Portocarrero aunque realmente es de Villalán, pero es un sol, que es a lo que vamos. Y al municipio le preocupa hondamente que quede velado por unos absurdos e inconsecuentes árboles que no aportan nada al turismo ni al embellecimiento ciudadano. Llegados a este punto, y teniendo en cuenta que la noticia dice también que se pondrán árboles más jóvenes, de menor porte y de especies menos invasivas (sic), mucho nos tememos que al final pondrán palmeras. Lo malo es que con lo que cuesta una palmera se puede podar un ficus durante más años que los que pueda durar el mandato del edil más reelegido del libro Guiness.

Aparte de que le echemos coña al asunto (por no llorar), lo malo es que cuanto más aprieta el cambio climático menos sombras nos permite el Consistorio, quizá pensando que es mejor arrimarse al sol que más calienta, sea invierno o verano, vivamos en el Polo o a la vera del Sahara. Tampoco les debe importar el CO2 que absorben los árboles. Todo sea por el diseño moderno, sin caer en que el diseño no es decoración sino adecuación a las necesidades y circunstancias. O a lo peor se trata simplemente de ejercer el mando, aunque sea en cipotás.

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