Carta del Director/Luz de cobre

Juego de túneles

Nadie del Gobierno en las obras del AVE parece estar por una labor fácil y sí por jugar a "escondidillas"

L O del AVE entre Almería y Murcia bien pudiera servir para el título de una película: 'Juego de Túneles'. Tres años se cumplen este mes de la decisión del Gobierno de tapiar las bocanas de aquellos que se habían construido, en vista de que obras no iba a a haber en mucho tiempo. La rescisión del contrato con Sacyr lo confirma. Sabían lo que hacía. Tenían claro el futuro de unos trabajos que, en los tiempos de Miranda Hita como secretario de Estado de Infraestructuras, volaban en rapidez y fondos y que desde su marcha pasaron a dormir el sueño de los justos. Lamentable comedia de medio pelo, la que desde entonces han protagonizado todos aquellos que dicen ser los protagonistas de esta historia. Actores primarios, secundarios y hasta figurantes, nos ofrecen sesión tras sesión múltiples versiones de un mismo libreto, en el que nadie quiere aprenderse el guión, sencillo como pocos, y que sólo tiene dos frases: "El AVE entre Almería y Murcia es una prioridad. El calendario de las obras evitará más especulaciones y los presupuestos del Estado de este y los años sucesivos contemplarán la inversión necesaria para su ejecución". A partir de aquí podríamos encontrarnos con un buen film, si no con pretensiones de ser la mejor película de los Oscar, si alcanzar al menos alguna mención en los Goya españoles.

Pero no. Nadie parece estar por una labor fácil y sí por jugar a escondidillas, a declaraciones varias, a confirmaciones que luego se tornan falsas y a papeles aterciopelados y guiones de películas malas de vídeo club, más propias de un Estrenos TV, que de un metraje de calidad, propio para ser visto en la gran pantalla y disfrutarlo en toda su extensión.

Seis meses lleva en el cargo el nuevo ministro de Fomento. Seis meses en los que sus acólitos provinciales y nacionales hacen de palmeros bien dirigidos y acompasados, en un intento por distraer la atención, mientras las protestas, quejas y reivindicaciones arrecian y ya logran sumar apoyos con cuentagotas, pero apoyos al fin y al cabo para una causa justa, necesaria y, lo que es más importante, merecida para aquellos que habitan en esta provincia. Hay que pasar página de los agravios permanentes y del síndrome de esquina. Debemos adentrarnos en la del orgullo de ser almerienses, en el tiempo de entender que recibimos aquello por lo que hemos luchado y necesitamos para continuar en la senda del crecimiento económico. Una posición que nadie nos ha dado y que alcanzamos por el trabajo, por el tesón y por la iniciativa particular.

Hay que acabar con el juego medido, con la rumorología calculada, con las declaraciones vacías y alcanzar compromisos propios de gente seria, de ciudadanos y gestores comprometidos, para con una tierra que aporta más de lo que recibe, tanto que ya se nos olvidó que las administraciones ayudan a avanzar por la senda del futuro.

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