El callejón del gato

Juguetes rotos

Quien hace las preguntas que aparecen en este artículo es el propio Summers y responde Gorostiza

Y LA vida de antes? - Ya no hay que pensarlo, lo de atrás está todo pasado ya - ¿No se acuerda usted nunca? - Me acuerdo pero es para deshacerme, para ponerme malo. Yo antes tenía muchos amigos. Hoy no tengo a nadie - Este diálogo conmovedor pertenece a la película documental de 1966 Juguetes Rotos, una historia donde su director Manolo Summers retrata con su cámara a varios personajes que pasaron de la gloria al abandono. Un torero, Nicanor Villalta; un futbolista, Guillermo Gorostiza y un animador, El Gran Gilbert, junto a otros personajes que, tras haber disfrutado del éxito y de la fama, un buen día se ven en completa soledad, son los juguetes rotos que componen la historia. Quien hace las preguntas que aparecen en el inicio del presente artículo es el propio Summers y la persona que responde es el futbolista vizcaíno Guillermo Gorostiza cuando, después de haber sido extremo izquierda de la selección española durante doce años, cinco veces campeón de liga y cuatro veces campeón de copa, aquellos que se vanagloriaban de ser sus amigos en su época dorada, volvían la cabeza al pasar por su lado cuando la vida le golpeó. Es el desprecio de quienes te adularon lo que te destroza. Son las personas a las que Rita Barberá ha dedicado su tiempo y su esfuerzo quienes la han convertido en un estorbo cuando, con razón o sin ella, la han tirado a la cuneta provocando su salida del Partido Popular, que formó parte de su vida. Son los políticos con los que siempre se había identificado cuando la mandaron al grupo mixto del Senado y se vio como un pulpo en un garaje rodeada de extrañas voces discrepantes. Son las personas que durante 24 años se daban codazos para aparecer en la foto escoltando a la más ilustre de las alcaldesas, dando botes en el balcón del Ayuntamiento de Valencia, y después no quieren verla ni de lejos por temor a que una cámara indiscreta estampara su figura junto a la imputada Rita Barberá. Tratar de culpabilizar a los medios de la situación que padeciera la senadora Barberá en la última etapa de su vida carece de sentido. Con quienes nunca has compartido mesa poco te importa mantener la distancia, y en cuanto a los ataques de los adversarios políticos, forman parte del guion, sus críticas no te destruyen el ánimo sino que, por el contrario, te ponen en guardia y te fortalecen. Pero al abandono en la desgracia de aquellos que te glorificaron, es lo que te convierte en un juguete roto.

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