Larga vida

Es más importante que nunca dar voz a las aspiraciones de las gentes de nuestros pueblos, sus logros y frustraciones

Nueve años no son muchos, pero sí los suficientes como para celebrarlo por todo lo alto. En los tiempos que corren, que un periódico se abra hueco y pueda llegar cada mañana a los almerienses durante más de tres mil días, es todo un logro. Especialmente en una época de montaña rusa, de años en los que hemos sufrido una gran crisis económica, que dejará una profunda huella durante varias décadas, y que Diario de Almería, en gran medida, ha contado en sus páginas durante estos nueve años que han transcurrido desde que publicó su primer número.

Humildemente, quiero destacar y reconocer el enfoque social que siempre he visto en la línea editorial de las páginas de Diario. Creo que hoy es más importante que nunca dar voz a las aspiraciones de las gentes de nuestros pueblos, a los éxitos y logros, pero también a las frustraciones, aquellas que forman parte de nuestras vidas y que nos acompañan a los almerienses cada vez, por ejemplo, que cogemos un tren. Esa denuncia, recogida en las páginas de este periódico de manera precisa, documentada y con el rigor crítico que merece la ocasión, ha sido una de las banderas que ha ondeado Diario de Almería frente al "aguante" que tenemos en esta tierra.

Durante este tiempo, he tenido también la suerte de poder disfrutar de Diario de Almería no solo como lector, sino también de la relación o el trato personal que he mantenido con quienes han hecho posible este periódico en estos nueve años. Podría nombrar a muchos más, pero Antonio Lao, Emilio, Óscar -ahora por Algeciras-, Iván, Elio, Rafa o Norberto son personas hacia quienes tengo un profundo afecto.

Los hombres y mujeres que hacen posible este diario han pasado, como todos en estos años, por momentos difíciles, pero eso no ha impedido que el periódico llegue a los almerienses cada día con la calidad, la frescura y la ilusión que solo es posible trasladar cuando al trabajo se le ponen unas buenas dosis de profesionalidad y honestidad a partes iguales. Si a esas cualidades le sumamos la pasión que requiere el oficio, la inteligencia y el sentido común necesario, se está más cerca del éxito que del fracaso. Quiero terminar hoy deseándoles, desde esta columna semanal que desde hace muchos años me permite expresar públicamente mis opiniones, buena salud a Diario de Almería, a todos sus trabajadores y al periodismo al servicio de la sociedad. Larga vida a la libertad y a la verdad.

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