De reojo

José María Requena

¿Llueve sobre el Estado?

EL otro día oyendo en la radio que "lloverá sobre todo el estado" no pude evitar que el repullo por el solecismo se mezclara un sentimiento de desazón por lo torpes que somos, la mayoría, en el uso equívoco, a veces interesado y otras pifiado, de la palabra. La palabra que es el raíl por el que avanza la reflexión y la comunicación. Si no conozco la palabra, no puedo pensar sobre lo que simboliza. Y si el concepto es erróneo, las conclusiones también lo serán. Siem-pre.

Por eso resulta tan importante esforzarse en clarificar los conceptos que usamos. Al menos los más cercanos. Solo así podremos captar el sentido de las cosas y atenuar el caos.

Sin embargo hay quien a posta abona la perversión del lenguaje, con el ánimo de que la deriva ulterior, le resulte provechosa. Uno de los ejemplos más claros hoy, es el uso yuxtapuesto de conceptos como patriotismo y nacionalismo, que era lo que me recordó y a lo que iba con lo de la "lluvia sobre el estado".

El patriotismo (no importa de quien), siempre lo identifiqué con ese sentimiento sencillo, innato, de afectividad hacia el ámbito espacial y temporal donde cada cual se desarrolló. Con más lucidez que nadie los poetas, lo han identificando con la niñez, o con la nostalgia de los primeros amores. Si por algo lo distingo y aprecio, es porque aunque lo sienta mío, no me preocupa que sea mejor ni peor, ni igual o disímil, al de otros.

Al nacionalismo sin embargo, ideológicamente, lo percibo como una manera de distinguir lo propio frente lo ajeno, contra lo ajeno.

Los antiguos usaban una tela colgada de una caña para distinguirse del enemigo en la batalla. Y de ahí nacen las banderas, como elemento étnico y bifronte, que unifica el sentimiento tribal y a la vez desune o aún enfrenta, a ese colectivo tribal con el resto del mundo.

Y el término nación o país, que tiene implicaciones psicológicas, comunales y conductivas, ha terminado, en boca de los que mas vociferan, siento patrimonio de esos nacionalismos agresivos y excluyentes, dejándonos para el conjunto de lo que fue España, otro vocablo, Estado, cuyo concepto alude a una red administrativa sin representación emotiva de la población.

Bien mirado pues, la expresión "lloverá en todo el estado", pensé ingenuo al oír al torpe me-teorólogo de la radio, es que va llover sobre las Delegaciones de Gobernación o de la Agencia Tributaria implantadas en territorio español.

Mientras que parece que sean en los países o naciones como Euskadi o Cataluña, en los únicos donde sí pueda seguir lloviendo. Fuera mucha borrasca y no cae gota.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios