Corazón celeste

José María / Martín Fdez.

Luces de alarma

SÓLO faltaba un resultado como el del pasado domingo en el Álvarez Claro de Melilla para que se encendieran todas las luces de alarma en el Poli. Toda la euforia de hace apenas un mes se ha transformado en desazón y pesimismo, y el objetivo ya no es arrebatar el primer puesto al Cádiz, sino clasificarse para la liguilla de ascenso a Segunda, cosa que ya no se ve tan segura. La verdad es que cada vez entiendo menos el mundo del fútbol, pero precisamente esto es lo que hace apasionante a este deporte. Para que cambie el estado de ánimo de la afición celeste tan solo han hecho falta dos ingredientes. De un lado, que en esta segunda vuelta el Poli ha dejado escapar de su feudo cuatro puntos en sendos empates frente a rivales muy inferiores, como son el San Fernando y la Balompédica Linense. Por otra parte, que el Real Jaen ha alcanzado el segundo puesto tras encadenar nada más y nada menos que siete victorias consecutivas. Pero si se ven las cosas con objetividad, nos daremos cuenta de que los números del Poli no han sido tan malos en estos últimos partidos y que únicamente ha salido derrotado de las visitas a rivales tan importantes como el Guadalajara y el Melilla, equipos que también han doblegado recientemente al mismísimo Cádiz. Además, la racha del Jaen no puede durar mucho tiempo. Por tanto, no cabe alarmarse ni sacar conclusiones definitivas cuando aún quedan once jornadas para el final de la temporada regular. Muestra de lo que digo es que el Poli lleva tres partido sin conocer la victoria y aun conserva una ventaja de siete puntos sobre el quinto clasificado.

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