Crónicas desde la Ciudad

Marie Curie y el Mercado Central

Mi pensión de jubilado no está para tirar cohetes, pero si se les va de presupuesto la pago yo de mi bolsillo

Quizás porque al lector en general le importa más bien poco las cuitas del columnista, lo tenía "en su lugar, descanso" que es más nuestro y castizo que el anglosajón stand by. Aparcado, ya que no resulta agradable teclear un artículo de opinión cuando el tema nos afecta personalmente. No obstante, al trascender al ámbito público, creo que debe ser conocido para que, al menos, sirva de acicate a una reivindicación que considero justa al tratarse de un gesto reafirmativo del carácter hospitalario que desde antiguo distingue al pueblo almeriense. Con motivo de unos reportajes en Diario de Almería sobre el devenir histórico del Mercado Central, la joya del ensanche burgués, ya adelanté la impensable noticia.

De origen polaco, María Sklodowska, doble premio Nobel, de Física y Química (1903-1911), fue invitada por el gobierno de la República a visitar Granada y Almería, a la que llegó el 1º de mayo de 1931. Recorrió la Alcazaba y admiró el teatro Cervantes antes de recalar en la Plaza. Percatadas las floristas que allí tenían sus puestos de la importancia de la dama (acompañada de su hija), le entregaron espontáneamente sendos ramos de rosas. Agradecidas por la elegancia del gesto, y después de ponderar el encanto de la ciudad, prometió regresar más detenidamente. Desgraciadamente, en 1934 falleció. En un encuentro fortuito con el Sr. Alcalde le comenté lo conveniente que sería rescatar la presencia de Marie Curie, la más extraordinaria científica de todos los tiempos. El Sr. Fernández Pacheco se sorprendió con la historia y me pidió que le redactara el contenido de una placa (u otro soporte) a descubrir; coincidiendo, por sugerencia mía, con dicha fecha. Tras una larga espera para que me atendiera su secretario, al día siguiente le entregué a éste el texto pedido, el artículo del Diario y una copia del pleno municipal en el que le agradecían su estancia. Han transcurrido dos meses y el Sr. Alcalde no ha tenido siquiera la cortesía de una llamada telefónica o un correo con la palabra "gracias por la colaboración". Aunque la auténtica frustración es ver como el Mercado sigue sin la prometida señalización que perpetúe aquella efeméride. Y los almerienses despojados en su autoestima de una gesta sencilla, pero hermosa, que en su momento Marie Curie sí supo corresponder. Mi pensión de jubilado no está para tirar cohetes, pero si se les va de presupuesto la pago yo de mi bolsillo.

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