¿Medalla a la Virgen?

La ciudadanía estamos ya asqueada de que la política se base en este tipo de debates

Por qué es tan polémica la concesión de la Medalla de Oro de la ciudad de Cádiz a la Virgen del Rosario por parte del Ayuntamiento de Cádiz? Esta polémica es un claro ejemplo de que colamos la sopa cuando cae un mosquito mientras que nos tomaríamos el café de un sorbo con un sapo dentro si así fuese necesario. La polémica está servida cuando participa de una organización política que, siendo joven, precisa mucho del discurso político hablado más allá del actuado. Y es que justificar racionalmente comportamientos políticos -los del adversario y los propios- es pura gana de dar noticias a los medios y polémica a las discusiones de barra de bar que aportar concreciones a la tarea diaria de compromiso con la ciudadanía. Si la acción la lleva adelante un ayuntamiento de derechas, hay que criticarlo desde esa izquierda alternativa que no le falta un análisis ni para aquellas cosas de las que manifiesta el mayor de los desconocimientos. Si lo hace un ayuntamiento de izquierdas, como es el caso, es preciso dejar bien claro que la propuesta obedece a una iniciativa popular. Y no es malo que haya incoherencia entre una y otra actitudes. Lo detestable es que una u otra se hace desde la confrontación. Pues bien, la ciudadanía estamos ya asqueada de que la política se base en este tipo de debates.

Amigos ateos que en Semana Santa se meten debajo de un trono y consiguen que a tantos se les conmueva el corazón, y creyentes a quienes no se les ocurre ver en el deshauciado la representación viva del Cristo. ¿Qué hacer? ¿Debo acaso plantear un cese temporal de mis relaciones con estas personas hasta que no se aclaren intelectualmente en su aparente conflicto intelectual? No. Forzar cualquier postura en torno a la coherencia no nos lleva nada más que al bloqueo permanente. Sobre todo, porque no hay nivel formativo suficiente para afrontar el debate. Y en este caso, o huyes del fenómeno religioso negando la trascendencia en el ser humano -y teorizando toda una parafernalia de tópicos que concluye mezclando churras con merinas- o caes en una práctica acrítica que tiene más de mitología que de experiencia humana. Quienes recogen firmas y se manifiestan por una medalla a la Virgen, ¿se manifiestan por la práctica de los derechos humanos en sus barrios e instituciones? Los que se manifiestan por las libertades, ¿respetan las iniciativas que son expresión de esa libertad? Pues eso.

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