La tapia del manicomio

Las Mesas

Por si acaso alguna de las mesas citadas tiene éxito, nos ponemos en la cola para formar la Mesa del pestazo

Una Mesa viene a ser el equivalente actual de las Comisiones de antaño. En tiempos de la Restauración (no nos referimos a la hostelería) se decía que si algún gobernante quería solucionar un problema se lo encargaba a una persona, y si no quería solucionarlo -sino marear la perdiz- montaba una comisión. Las Mesas valen para lo mismo. Esta cínica reflexión se nos ha venido a la sesera con motivo de la reconstituida "Mesa de las infraestructuras" que ha estado tres años hibernando y, al llevar tres primaveras sin salir del letargo, pensábamos que estaba palmatoria. El precedente de esta mesa empresarial almerienses va a cumplir treinta años: la campaña "Almería sin salidas". La efímera revista "Quisiera ser papagayo…" puso en una portada: "Almería con entradas", aunque se refería a las incipientes calvicies de los promotores. Ahora, dado el nivel de logros alcanzados, la campaña debería llamarse "Almería sin salidas y sin entradas".

La recuperada mesa de tierra, mar y aire ha venido a unirse a las no menos activas y exitosas mesas del Ruido, del Tren y del Agua, sin contar con la probable creación de la mesa contra la avioneta espantanubes. Para ayudar -modestamente- a la difusión e implicación de la sociedad, vamos a sugerir a nuestros vecinos periodistas una serie de titulares en la línea, tan querida por ellos últimamente, de usar juegos de palabras y gracietas para llamar la atención sobre una noticia. Allá van: La mesa del agua hace aguas mayores (viene a decir finamente que la ha cagado). La mesa del tren pita más que anda, como el tren de Holanda. La mesa del ruido no se oye. La mesa de las infraestructuras no consigue ni una estructura en seis años. Mucha mesa del ruido y pocas nueces. La mesa del tren está en vía muerta (y más que va a estar si continúan dejando que los culpables del atraso indefinido presidan, con toda la jeta del mundo, las protestas que organiza la Mesa). El inconveniente de estos chistes es que la repetición ad nauseam de las mismas gracias las hace inoperantes.

Por si acaso alguna de las mesas citadas llega a tener una miaja de éxito, nos ponemos en la cola para formar la Mesa del pestazo; la de la limpieza de El Cairo, que diga, de Almería; la del cumplimiento de la ordenanza de terrazas bareras o la de la recuperación de los baños de agua caliente de la Térmica. Un poner.

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