Carta del Director/Luz de cobre

Mociones de censura, una pensada

En Adra la suma de PSOE y Plataforma sumaba mayoría y lsu gestión ha sido una ensalada con ingredientes irreconciliables

Mediada la legislatura municipal el "rum-rum" de las mociones de censura vuelve a merodear por los ayuntamientos que no alcanzaron mayorías suficientes para gobernar. Los casos de Adra, Cuevas del Almanzora o Turre son los más relevantes, aunque en la capital, Almería, es un tema recurrente en cada una de las preguntas que los implicados -PP, PSOE y C's- responden con cierta asiduidad.

Descartada la capital -en unos días se aprobarán las cuentas del año en curso con el apoyo de Ciudadanos-, el frente abierto se sitúa en Adra y en Cuevas del Almanzora.

En el primer caso, el Partido Popular gobierna en minoría desde el inicio de la legislatura. Dos años en los que Manuel Cortés ha capeado el permanente temporal en el que vive sumido el Ayuntamiento, entendiendo como tal que Plataforma y PSOE unidos suman la mayoría. Otra cosa es que durante este tiempo hayan sido capaces de ponerse de acuerdo en lo básico para cambiar de signo político el Ayuntamiento. No lo hicieron tras las municipales y tampoco parece que lo vayan a hacer ahora. Incluso, la portavoz de Plataforma reconoce abiertamente las discrepancias que viven y permanecen en el seno de esta fuerza política. Una suma de voluntades que les permitía alcanzar el Ayuntamiento, pero que a la hora de gestionarlo se tornaría en una ensalada con ingredientes irreconciliables. Si esto ya es complejo, cuanto de difícil sería arbitrar un acuerdo de gobierno con los socialistas y aplicarlo. Ser posible, no duden que lo es, pero al final la inestabilidad sería tan grande que el perjuicio lo vivirían los vecinos. Aquellos que votaron en conciencia y que no tienen ninguna culpa de las desavenencias partidistas generadas entre los actores de esta tragicomedia política.

En Cuevas del Almanzora, el concejal de C's decidió apoyar el cambio de gobierno tras las municipales y le dio la alcaldía al PSOE. De esta forma recuperaba la izquierda un Ayuntamiento que se le resistía desde la época de Antonio Llaguno. En el ecuador de la legislatura, el ruido de sables en forma de moción de censura está sobre la mesa. El argumento que llevó a Ciudadanos a apoyar a los socialistas, transcurridos dos años, parece que ahora no sirve. Al parecer los compromisos adquiridos no se han cumplido y el edil de Albert Rivera medita, muy seriamente, la posibilidad de firmar la moción que derroque a Antonio Fernández. He hablado con ambas partes y llego a la conclusión de que falta diálogo. Cuando se gobierna en minoría o con acuerdos puntuales de gobierno entre dos fuerzas políticas, si se quiere mantener vivo o, al menos que las diferencias no se noten en exceso, hace falta una enorme dosis de negociación. Lo que viene siendo hacer política, de la de verdad, por el bien de los vecinos.

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