El muro de la rambla

Pedro Asensio

La Molineta

Las ventajas que una ciudad obtiene cuando preservamos parte de su territorio del desarrollo urbanístico, destinando su uso a zona verde, son inmensas. Comprendo que la inmensidad es un concepto que carece del rigor científico que merece cualquier análisis ortodoxo, pero no se me ocurre otro mejor.

En economía, los hechos son como son, y siendo relativamente fácil calcular el valor de mercado de un edificio de cuatro plantas, más locales comerciales y sótano con plazas de garaje, no resulta tan sencillo determinar lo que vale el medioambiente y el bienestar general. Quizá sea la imprecisión de la "inmensidad" lo que convenga en estos casos…

Salvando las distancias, se diría que en términos absolutos (otra indefinición más), el valor, económico o no, de una ciudad como Madrid no sería el mismo si dejara de existir la Casa de Campo, el Retiro y el Parque del Oeste, por ejemplo; como tampoco sería igual la vida en El Cairo, Manila o Beirut si sus autoridades hubieran ordenado mejor sus calles y plazas, y el equilibrio entre el ladrillo y los jardines hubiera imperado.

Entrando en el asunto, apuesto por que la Molineta sea excluida de la edificabilidad, ese concepto que en manos de políticos y tecnócratas de la Administración actúa a veces como una lotería: a unos les toca y a otros no. Como sabemos, el conflicto urbanístico surge de la diferencia que existe entre propiedad y uso.

Si habláramos de la Molineta como un paraje de titularidad municipal, el problema no existiría, o sería menor, o igual sí, vaya usted saber; pero los propietarios de suelo, aquí, en Almería, o en cualquier otra parte de España, saben que la posibilidad de obtener importantes beneficios depende de la actitud, a veces lógica, a veces caprichosa, de quien traza con el lápiz y sobre el plano los usos y las delimitaciones.

El coste de oportunidad, o mejor dicho, el agravio que supone contar con dos grupos: "unos sí y otros no", aparece cuando la Administración, al igual que en los procedimientos expropiatorios, no paga lo que el mercado sí haría.

El sector público actúa cuando el mercado falla pero, ¿quién actúa cuando la administración falla? Recuérdenme que vuelva sobre este asunto.

Sea como fuere, insisto: es necesario que, al norte de mi ciudad, en un paraje denominado La Molineta, se reserve un gran espacio como zona verde, un "inmenso" parque para que lo usen y disfruten todos los almerienses, los que ahora vivimos, y los que nos sucedan en el futuro. Seguro que nos lo agradecerán.

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