REPASANDO el libro 'Relatos Rojiblancos', de nuestro compañero, Ángel Acien, he encontrado una innumerable referencia a momentos destacados, de esos que solemos llamar 'históricos'. Los éxitos de Juan Jiménez y Pepe Jiménez, el 'caso Hierro', los ascensos, también los descensos y, tristemente, las desapariciones.

Ojeándolo, he visto que faltan paginas por escribir. Y no por defecto de la obra, ni tampoco de su redactor, sino porque las estamos viviendo día a día. Los relatos rojiblancos se están escribiendo, hora tras hora. Los meritos de la campaña que esta cuajando la UD Almería son difícilmente asimilables en la vorágine del presente. Según los datos que ya se están manejando, el Almería se ha convertido en el segundo mejor debutante en Primera División, solo precedido por el Albacete, ese equipo al que se le llamo 'el queso mecánico' con la dirección de Benito Floro.

El detalle, se comenta en los medios de comunicación y pasa a formar parte del archivo de cada seguidor, pero sin procesar la información correctamente. El triunfo del equipo, el pasado sábado en el Ramón Sánchez Pizjuan, fue el triunfo del fútbol. Un equipo formado por jugadores de Segunda División, la mayoría sin contrastar en la máxima categoría, se deshizo de un club al que habían declarado 'el mejor del mundo', solo unos meses atrás.

El merito de este grupo, sobre todo jugadores y técnicos, aunque también directivos y Presidente, esta en haber recuperado el espíritu futbolístico en toda la provincia. Esta es una generación recuperada para el 'orgullo rojiblanco'. Los que van al campo y los que no. Los que sacan su abono o su entrada, y los que lo ven en casa o en los bares. Un gran seguidor del Almería decía estos días: "algo que provoca tanta felicidad, no puede ser malo". Y eso se lo podemos aplicar hasta a quien no le gusta el fútbol. La ciudad late por unos colores, y eso, solo la balanza del tiempo lo pondrá en su correcto lugar.