Una de las primeras acciones que Trump realizó, nada más tomar posesión, fue cargarse el Obamacare, con lo cual dejará de golpe a 14 millones de personas sin seguro sanitario. Las asociaciones médicas americanas han advertido que el nuevo modelo no sólo implicará una peligrosa merma en la atención sanitaria, sino que pone al borde del abismo a los 28 millones de personas que aún carecen de cobertura en Estados Unidos (9% de la población). "La asistencia médica será más cara o totalmente inasequible para los más pobres. Es un proyecto que reduce la atención a los más vulnerables" Eso sí: habrá un ahorro de 337.000 millones de dólares en 10 años. Pero la pregunta es: ¿cuántas vidas costará ese ahorro? Porque dejar sin protección sanitaria supone perder vidas. Según David Himmelstein, profesor de Salud Pública de la Universidad de Harvard, más de 100.000 personas mueren cada año en los EEUU, por no poder pagar los tratamientos médicos. ¿Cuantos morirán ahora? Hay muchas formas de matar. Y un descerebrado, que ha llegado a la Casablanca, aupado por millones de otros descerebrados, lo hará con su firma, detrás de la cual hay una mente llena de xenofobias, de soberbia, de eslóganes vacíos y grandilocuentes y de simplificaciones salvapatrias. Muertes por inanición sanitaria. Aun viene a mi mente la película John Q., historia de un padre desesperado por salvar la vida de su único hijo, que secuestra a los médicos para que le trasplanten un corazón. De modo que detrás de las decisiones de un presidente, y de una sola de sus firmas, puede haber graves consecuencias, y muchas condenas de muerte. Así de simple y así de cruel. Y no hay que hacer muchos esfuerzos mentales para percatarse de ello. El sistema sanitario ha de ser eficiente. En España, con todos sus defectos, aún tenemos una sanidad pública y gratuita. Y seguro que los fallos serán muchos, pero nadie que necesite un trasplante de corazón se morirá por falta de cobertura. Podrá hacerlo por falta de un corazón, pero no de cobertura sanitaria. Y no obstante gastamos un 7% del PIB. Mientras en EEUU el gasto es de un 17% del PIB, con millones de ciudadanos sin cobertura sanitaria. ¿No piensa Trump, en todas esas muertes, que su firma va a causar en el futuro? Si no lo piensa es un ignorante peligroso. Y si lo piensa, ya sabemos lo que es. Y lo peor, no es lo que su firma puede hacer. Es que, además, él tiene en su mano la seguridad del mundo, y la posibilidad de apretar un peligroso botón. Esperemos que antes de apretarlo, lo piense mucho más, de lo que lo ha hecho al estampar su firma demoledora.

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