Mujeres en el paro

La posibilidad de encontrar empleo es más fácil si llevas un día parado que si llevas dos

Los que acostumbren leer esta columna (Les doy las gracias por ello. Excepto al señor que me llama continuamente hipócrita, lógicamente) sabrán que la evolución del desempleo de larga duración ha sido un tema recurrente. Lo es porque ilustra el profundo cambio que la pasada crisis ha dejado en la sociedad almeriense. Hoy el 26% de los de parados lleva más de dos años -una gran parte más de cuatro- sin trabajar, pero hasta mediados de 2009 eran menos del 8%. La gran mayoría se encontraban protegidos, bien por proceder de regulaciones de empleo de las empresas públicas privatizadas, bien porque el entonces subsidio para mayores de 52 años llegaba hasta la edad ordinaria de jubilación y los requisitos de acceso se reducían, prácticamente, a estar inscrito. Como anécdota, recuerdo una persona que llevaba apuntado ininterrumpidamente al paro desde 1992. Cumplió 52 años a principios de 2012 y ahí está, cobrando ese subsidio. De qué vivió todos esos años y cómo es que nunca se olvidó de renovar la demanda es un misterio para mí.

La posibilidad de encontrar empleo es más fácil si llevas un día parado que si llevas dos. Parece una verdad inmutable. Pero ¿afecta igual a hombres y mujeres? En la pasada crisis, en muchísimos hogares la única compensación a la pérdida del sueldo principal -hombre trabajando en la Construcción- sólo se atemperó por el trabajo de su cónyuge en el sector del manipulado. La estadística reflejó una apariencia de igualdad de género en el empleo cuya causa no fue tanto la incorporación de la mujer como a la pérdida de miles de empleos desempeñados por hombres. Entre mediados de 2008 y 2014, hubo más parados que paradas. La recuperación económica está creando empleo en sectores que colocan mayoritariamente a hombres. Con ello la distribución del paro por género vuelve a los niveles precrisis. Esta evolución se aprecia, aún mejor, en el paro de larga duración. Aunque en 2009 había inscritos más parados que desempleadas, aquellos eran, por decirlo así, recién llegados. Eso hace que el 64% de las personas con más de dos años sin trabajo fueran mujeres. Para 2011, el 48% de esos parados eran mujeres. Con el final de la crisis se inicia el camino inverso. En 2013, era a partes iguales y hoy el 56% de esos desempleados son mujeres. Al final va a ser verdad y, para una mujer, perder el trabajo a los 45 años es condenarse.

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