El callejón del gato

El PP como una piña

Está visto que la seña de identidad que define al PP es la carencia absoluta de discrepancias

Si por algo se caracteriza el Partido Popular es por mantener prietas las filas, pase lo que pase. Ni los casos de corrupción que afloran en su seno, perturban el orden que mantienen marcando el paso al ritmo que marca el líder nacional. Los congresos celebrados la pasada semana han dado muestra de la uniformidad que reina en al partido que dirige Mariano Rajoy. Su presencia pone firme a la tropa y sus palabras son celebradas con entusiasmo, diga lo que diga. Se felicita el líder por los logros obtenidos en "una España a la que 75 millones de españoles vienen cada año", y el auditorio rompe en aplausos ante semejante aseveración. Los mismos aplausos que, poniéndose en pié, despiden a Esperanza Aguirre dedicándole una gran ovación que provoca las lágrima de la que hasta ahora ha llevado las riendas del partido en la comunidad de Madrid cultivando un criadero de ranas y dejando en herencia la Ciudad de la Justicia. Lo que nos es óbice para que, a la hora de votar a la sustituta, los asistentes reciban con los mismos aplausos a Cristina Cifuentes, que arrasa con el 93% de los votos. Si nos trasladamos a Murcia, y analizamos el resultado del congreso, ni la situación sospechosa en la que se encuentra Pedro Antonio Sánchez, imputado por la comisión de cuatro delitos, afecta para que triunfe con el 93,52% de los votos, acceda a la presidencia del partido en la comunidad, y sea ovacionado -"presidente, presidente" - por la mayoría de los congresistas puestos en pie. Una clara muestra del desprecio con el que trata el PP al pacto firmado con Ciudadanos que, dicho sea de paso, se ve impotente y no se estremece, ante la inseguridad que le provoca un posible adelanto de las elecciones. En Andalucía también se ha celebrado un congreso del PP con idéntico resultado. El hombre que en su día designó mariano Rajoy para que dirigiera el partido en la comunidad andaluza, sustituyendo a Javier Arenas, ha sido reelegido por el 95,4% de los votos de los 1.500 compromisarios inscritos en el congreso que la pasada semana se celebró en Málaga. De camino Gabriel Amat, a pesar de sus continuos escarceos con la justicia, recibe el beneplácito de los altos cargos nacionales y autonómicos para que continúe al frente del partido en la provincia por tiempo indefinido, si fuera su deseo. Todo ello sin el menor atisbo de contestación. Está visto que la seña de identidad que define al PP es la carencia absoluta de discrepancias. Una piña.

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