El PSOE auténtico

No es sólo que vayan con Susana Díaz, es que van rotundamente contra Pedro Sánchez. Por fin, sin tapujos

Los militantes del PSOE decidirán quién es su nuevo líder. Pero en las elecciones generales votarán todos los españoles. Y eso hay que tenerlo en cuenta. Por ello, la presentación de Susana Díaz en Madrid ha sido como un cierre de filas del PSOE auténtico, el que ha ganado elecciones en las urnas. Allí estuvieron casi todos los dirigentes que han tocado el pelo de las orejas del poder. Encabezados por Felipe y Zapatero, los dos únicos líderes socialistas que habitaron en el palacio de la Moncloa. Algunos que se desunieron se han vuelto a unir. No es Susana Díaz quien los atrae por sus propios méritos excepcionales. Sucede que ella representa la última posibilidad de supervivencia.

El susanismo ha conseguido englobar algo que parecía imposible en el pasado: recomponer la unidad de felipistas y guerristas. Alfonso se convirtió en un outsider del socialismo más cañero, frente a la socialdemocracia más europeísta y glamurosa de Felipe. Las dos corrientes finiseculares del socialismo español protagonizaron los grandes años del PSOE en el poder, en las décadas de los 80 y 90. Con el 92 por medio, que fue el gran año de la España reconquistada por el socialismo.

Después de Almunia y Borrell (que fue una experiencia a mayor gloria de José María Aznar y facilitó la primera mayoría absoluta del PP), llegó el cambio de milenio. La cosa estaba entre elegir a José Luis Rodríguez Zapatero o Pepe Bono como líder del futuro. Eligieron a Zapatero, que, según algunos, fue lo peor, aunque les permitió regresar a la Moncloa durante siete años: desde unos días después de los atentados del 11-M de 2004 hasta que la crisis se lo llevó por delante en 2011. Pues bien, ahora Zapatero y Bono, que fue su ministro, están con Susana, como Rubalcaba, que puso la cara ante Rajoy, o como Carme Chacón, que iba a ser la sucesora que nunca fue.

Me parece un acierto indiscutible que esta candidatura se denomine 100 por 100 PSOE. Están todos los que fueron, y casi todos los que quieren ser. Quien no esté, lo llevará claro si gana ella. Se puede decir que en ese partido han tocado a rebato en el campanario de Ferraz para anunciar el riesgo de catástrofe. No es sólo que vayan con Susana Díaz, es que van rotundamente contra Pedro Sánchez. Por fin, sin tapujos.

Los del PSOE renovado son ahora los del PSOE auténtico. Ella representa la última oportunidad para que el principal partido de la izquierda española siga vivo y no se convierta en un satélite de Podemos.

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