La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

PSOE, un partido partido

Aunque perdiera las primarias, Pedro Sánchez no se va a retirar: su próxima batalla sería la candidatura a La Moncloa

De corazón, no esperaba tanto. Palabra de Susana Díaz, aparentemente contenta por los 59.000 militantes que avalan su candidatura como líder del Partido Socialista. Lo que realmente no esperaba era tanto aval para Pedro Sánchez (53.000). En el círculo de confianza de la presidenta de Andalucía hay desolación. La exhibición de músculo que habían planteado se volvió en su contra. Pedro no estaba muerto. Ni siquiera estaba de parranda, sino trabajándose en serio su vuelta a la secretaría general. Con el éxito del que presumía. Solamente seis mil avales de desventaja frente a la influencia de los históricos y el poderío del aparato casi en su totalidad.

Veremos si también funciona su nueva presunción: que cuando no haya que señalarse ante el mando local, el alcalde o el concejal que cosecha firmas comprometidas para un candidato, sino votar en secreto y quedándose a gusto, la mayoría devolverá el poder al secretario general que fue defenestrado mediante una operación ilegítima y torticera. La presunción no es elucubrante, está asentada en sólidas razones: la imprevisibilidad de una militancia que siempre ha sido más de izquierdas que su dirigencia, el malestar por la citada maniobra de caída de Pedro, el desconcierto ante el vertiginoso proceso de fracasos electorales y la indignación por no cerrar el paso a Mariano Rajoy. Hay que destacar que esa militancia ha sido tantos años educada en la aversión al PP (recuerden: derecha extrema, austericida, causante de sufrimientos, intrínsecamente corrupta, casi facha) que no traga la idea de que de pronto sea tratado como un partido liberal homologable con la derecha democrática europea.

Se cumplan o no los sueños de Pedro, lo que no se va a producir es su aplastamiento. Las primarias del 21 de mayo no tienen visos de pacificar al PSOE. La guerra de los avales ha dejado un partido muy partido. A Susana la apoyan básicamente los socialistas andaluces y sus aledaños extremeños y manchegos, y a Pedro Cataluña, Valencia, Asturias y Galicia. Prácticamente el Sur contra el Norte, con Madrid en situación de empate. Si Sánchez se hace con un mínimo del 40% de los votos militantes, no se va a retirar de la escena. Se ha especializado en continuar tras cada derrota. Permanecerá al frente de sus seguidores, ofreciendo resistencia a Susana y su ejecutiva y haciendo acopio de fuerzas para la siguiente batalla: las primarias para elegir candidato al Gobierno. Dos partidos en uno. ¿Imposible?

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