EL PURITANISMO PROGRE

Villancicos en la calle y el trabajo en festivos, el actual licor de los políticos puritanos

Tres cocteleras diferentes. En la primera se añade un histórico de la política inglesa, Oliver Cromwell, y su virtuosismo rancio. En el segundo de los vasos se mezcla la archiconocida "Marcha fúnebre" de Chopin, un ritmo cadencioso, pesante y oxidado. Y en la última, comentarios y posicionamientos de algunos políticos gallegos y catalanes, conocidos en los últimos días, sobre cuestiones que pueden calificarse absolutamente intrascendentes e irrelevantes, incluso incomprensibles hasta el ridículo, si focalizamos seriamente la labor de lo público y la importancia de los problemas que tienen los ciudadanos en estos momentos. El licor resultante en las tres es el mismo: puritanismo.

Los ingredientes de los concejales de En Marea del Ayuntamiento de Vigo es la denuncia realizada ante una gran hecatombe: los villancicos que suenan en sus calles durante estas fiestas navideñas. Es que son ateos, y merecen respeto, dicen. Nos preguntamos si resulta provechoso para el interés general todo el tiempo, neuronas y palabras invertidos por estos servidores públicos ante tal catástrofe. Y los otros, concejales de municipios catalanes que se proclaman insumisos del Estado español opresor, trabajando en días festivos, solo en Hispanidad y la Constitución. Ansiosa repercusión mediática, solo. Ya puestos, y para el bien de la patria -suya, nuestra o suajili-, que trabajen también el Día de Navidad, domingos y otros días de guardar, aunque no sé si tal vez entonces hieran a sus colegas gallegos. En fin.

Ambos, puritanismo en estado puro. Tildan actos que no tienen efectos negativos visibles en nadie -salvo para ellos mismos- como pecaminosos para la fe atea y la credulidad nacionalista, y quieren erradicarlos, coartando la libertad con vileza moral. Crean una Sodoma y Gomorra del siglo XXI, vestida de modernismo trasnochado. Como decía Bertrand Rusell, para los puritanos, después del disfrute de sí mismos, su mayor placer es la adquisición del poder privando al resto de disfrutar algo. Y es lo que hacen estos señores. Si los políticos quieren afanarse en festivo, pues a trabajar. Pero no les demos tanto bombo, que gustan regodearse más de lo soportable en el barro del exhibicionismo, adoctrinando rebaños. Y respecto a los villancicos, aparquemos la bobería y el oportunismo. Nuestra sociedad lleva siglos escuchándolos en Navidad. Carajo, dejen disfrutar a la gente. Ande, ande, ande.

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