Eres tú, Pedro

Sí, el día clave fue el de los avales. Los más prudentes enviaron señales de concordia. Otros no

No soy yo Pedro, eres tú". Tal cual dijo Susana Díaz a Pedro Sánchez en el debate de candidatos socialistas a dirigir a los socialistas. Leída hoy, esta frase, un poco como de éxito del grupo Mocedades, adquiere un significado irónico. Soy yo, si, hubiera podido decir este tras el recuento de votos. Pero todo eso queda para el recuerdo de los apasionantes días que llevan desde la salida de Sánchez a la entrada de Sánchez. El karma, diría un supersticioso.

Hay quien sostiene qué las primarias y sus debates debilitan a los Partidos. Los electores pueden llegar a pensar que hay confrontación. Si algún votante piensa que en un Partido todo es armonía es para quitarle el derecho al voto. Pero cuando hay cauces de expresión, como son las primarias, esa confrontación se llama democracia. ¡Qué cosas! Uno de los viejos partidos es, hoy, el más cercano a la realidad social. La sociedad no rechaza la democracia participativa, sino esa forma de tomar decisiones sobre políticas o sobre liderazgos adoptadas por un estrecho canal de lealtades y complicidades internas, fuera del campo de visión de los ciudadanos y en los que la afluencia de ideas se sustituye por el aplauso.

Tras esta digresión, la noche del domingo me preguntaba por ese momento en que las élites socialistas almerienses fueron conscientes de que su candidata iba a perder. Que le gustaba ganar, lo sabían, pues lo decía día sí y día también. Como si lograr determinados objetivos dependiera solamente de querer lograrlos. Pero ¿hubo quizás un instante en el que alguno se planteó que había puesto demasiada carne en el asador y se iba a quemar? Si ese momento existió, no duden que fue el día en que se conoció el número de avales de cada candidato. Antes habían existido señales, pero no prestaron atención. De haberlo hecho sabrían que no se puede reclamar el voto de la "Parte sin parte" que decía Ranciére, para decirles que van a continuar en el lugar donde no quieren estar: de pegacarteles. Reservadas las decisiones importantes a los apparatchik. Si, el día clave fue el de los avales. Los más prudentes enviaron señales de concordia. Otros no. Relacionándose solo entre ellos, escuchando el eco de sus propias voces creyeron que lo que iba a ocurrir jamás ocurriría. Pero se adaptaran al futuro, solo tienen que reconvertir algunas costumbres, como el de negar a "los nada" el derecho a ser escuchados.

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