Pensiones y empleo

Almería tiene 101.500 pensionistas, 66.600 parados inscritos y 266.000 altas en la Seguridad Social

Que tranquilidad y confianza. Este es el mensaje que el Gobierno ha trasmitido a los pensionistas. Al tiempo, es difícil encontrar día en que no aparezcan noticias relacionadas con las pensiones. La publicidad de planes privados se disparas y los decretos de envejecimiento activo no se refieren a clases de gimnasia sino a prolongar la vida laboral. Todo ello junto te recuerda a los avisos de mantengan la calma y salgan sin correr.

Un vistazo a los últimos datos nos dice que Almería, por ejemplo, tiene 101.500 pensionistas, 66.600 parados inscritos y 266.000 personas de alta en Seguridad Social, entre los que se incluyen los desempleados por los que cotiza el SEPE. Viene a ser un pensionista por cada dos trabajadores. A nivel nacional, en noviembre, la nómina de las pensiones fue de 8.600 millones. Imaginen la próxima que incluye la paga extraordinaria.Cierto que las pensiones, como tal, no peligran. No puede decirse lo mismo de su cuantía y, además, de algún sitio habrá que sacar el dinero. Sea con impuestos, sea reduciendo otros gastos. El recurso a decir que con la creación de empleo es suficiente y exportar así el problema al futuro no basta. El futuro es 2017.

Entre las soluciones apuntadas está convertir las reducciones en las cuotas para la promoción de empleo en bonificaciones. Habrá lectores que piensen que da igual, pero no es así. Es más, lo de vestir un santo destapando la cofradía entera. Esas reducciones suponen un coste de 1.900 millones anuales para la Seguridad Social. Jamás se analiza la efectividad de esa medida para la creación real de empleo. No se contrata por reducirte 500€ en la cuota, más bien una vez que has tomado la decisión de contratar buscas el trabajador que encaje en la reducción. Pasar esas reducciones a bonificaciones alivia el presupuesto de Seguridad Social endosándole el coste al INEM. La factura del desempleo se ha reducido, más por el agotamiento de las prestaciones que por creación de empleo. Pero, el INEM también gasta más de lo que ingresa. Nuevo salto: del INEM la factura pasa a Hacienda. Esto es, a los impuestos con el agravante del techo de gasto. El déficit de la Seguridad Social no cuenta a esos efectos, pero en cuanto esos 1.900 millones pasen a déficit del Estado sí que computan para el techo de gasto. Una espiral que nos devuelve al principio: o más impuestos o reducción de otros gastos.

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