La tapia del manicomio

El Pingurucho tapa las vistas

La cosa empezó en 1943, cuando el alcalde (franquista, a ver qué iba a ser) mandó derribarlo porque llegaba su jefe

El Pingurucho es otra vez motivo de polémica. La cosa empezó en 1943, cuando el alcalde (franquista, por supuesto, a ver qué iba a ser) mandó derribarlo porque llegaba su jefe -el caudillo, el generalísimo bajo palio de la Iglesia- y no quería que lo viera. Seguramente no se hubiera fijado, y no digamos ya leído la inscripción sobre los mártires de la libertad. Fijo que no se hubiera dado cuenta como pasó en Málaga, donde hay un monumento similar, también dedicado a los fusilados por el rey felón, como el de aquí, con una leyenda aun más fuerte: "A la vista de este ejemplo, ciudadanos, antes morir que consentir tiranos". Y allí, en la plaza de la Merced, ha estado todo el franquismo y allí sigue. Y eso que Franco estuvo en Málaga más veces que en Almería, suponemos, ya que allí tenía a su fiel ejecutor, Arias Navarro, llamado en la inmediata posguerra "Carnicerito de Málaga", con méritos sobrados.

Bueno, a lo que vamos. En 1987 se formó otra bulla con la propuesta de reconstrucción y emplazamiento. Se reconstruyó con apoyo de una suscripción popular y de los marmolistas de Macael y se ubicó en la Plaza Vieja. Acabó la instalación en 1988. Desde entonces ha habido siempre voces que no estaban conformes con el emplazamiento elegido. Y ahora, vaya usted a saber por qué, se calienta el patio: el Partido Popular quiere quitarlo de donde está porque, al parecer, entorpece las vistas. Unos dicen que se refieren a las vistas desde el despacho del alcalde y otros a las vistas del conjunto de la plaza. La verdad es que no está muy "conjuntado" con el entorno y es bastante grande como para apreciarlo sin torcer el pescuezo. Otra opinión, la del portavoz del Psoe, es que "al PP que no le gusta el Pingurucho ahí por motivos de historia o ideológicos". Y añade que el referéndum que propone el alcalde "esconde una trampa (…) y ya tiene decidido quitar El Pingurucho de allí, haya referéndum o no".

No estaría bonico que nos dedicáramos a criticar sin dar una solución. Puesto que somos de los que opinamos que el sitio actual no es el idóneo, proponemos que se instale en el cerro de San Cristóbal, donde estaría al alcance de la vista de todos, incluidos los cruceristas, que podrían verlo sin bajarse del barco. Y si hay que quitar la estatua actual, ese no es nuestro problema.

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