La Buhardilla

Manuel Lucas Matheu

Problemas en la oscuridad

LA mayoría de los españoles -el 86,3% de los hombres y el 78,4% de las mujeres-, considera la sexualidad necesaria para el equilibrio personal. Para mí, este dato es quizás el más relevante, de la mayor encuesta sobre salud sexual, que se ha hecho en este país, hasta hoy, y que se publicó al final del 2009. Esta alta valoración de la sexualidad por parte de los ciudadanos, no se corresponde con el ninguneo social e institucional, que esta dimensión tan decisiva para la vida de los personas, ha sufrido durante décadas. La Encuesta Nacional de Salud Sexual, fue realizada por el Ministerio de Sanidad, con 9.850 entrevistas realizadas en 789 municipios de 52 provincias. El deseo sexual es la motivación para las relaciones sexuales, para un 19,7% de los varones y sólo un 8% de las mujeres. En general, a los hombres les gustaría tener relaciones con más frecuencia en un 45% de los casos, casi el doble que las mujeres (23,6%). El 84% de los hombres sienten placer después de su primera relación sexual, frente al 42,7% de las mujeres. El 33,3% de ellas sintieron dolor, en comparación con el 2,9% de los hombres. Claramente las mujeres pierden. Conclusión: el modelo de relaciones sexuales es poco o nada femenino. Pero la encuesta, dejó abiertas muchas preguntas, y huecos sin responder, por ejemplo, sobre problemas sexuales. Porque un sector poderoso -el menos profesional- de los que diseñaron la encuesta, se opusieron a que se preguntara sobre problemas sexuales, frente al más experto, en el que yo y otros profesionales de la Sexología, nos encontrábamos. No obstante, se preguntó sobre preocupaciones. Y el 25 % de los encuestados tenían "preocupaciones" sexuales, que coincide con el casi 30 % de personas con problemas sexuales de la Encuesta FESS. Y además en esta misma encuesta, de ese 30%, solo el 15 % lo ha consultado con un profesional, y el 12 % no lo ha compartido ni con un amigo, ni con un familiar. Es decir, que más del 75 % de las personas con problemas sexuales, padecidos por la cuarta parte de la población, los viven en la más absoluta oscuridad. En soledad y sin salidas. Algo verdaderamente terrible, que desgraciadamente, no preocupa a casi nadie. Que nadie reivindica, ni las propias personas que los sufren, porque no quieren reconocerlo ante los demás. Y los que nos preocupamos, y luchamos para iluminar esta oscuridad, nos hemos encontrado con verdaderos muros de incomprensión, de ninguneo, de displicencia y de rechazo. Y cuando no, el mareo de la perdiz, es la más frecuente técnica evasiva institucional, ante algo que produce miedos y recelos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios